Suspicious Minds
La sospecha compone una molesta característica que une a individuos muy disímiles. Esta mañana he ido a mi caja de ahorros a avisarles de que por cuarta vez en menos de un año se me han estropeado las tarjetas de crédito y débito, o como se llamen. He planteado el asunto y éstas han sido las respuestas, más bien preguntas:
-"¿Las llevas normalmente en algún sitio...?".
(Ha dejado los puntos suspensivos a mi interpretación... como para que yo añadiera el adjetivo: ¿Raro, inadecuado, prohibido, estrecho, mal ventilado? He mostrado el bolsillo interior de la chaqueta. El tipo, mirándome ceñudo, ha murmurado: "Es raro...".
-"¿Las llevas con el móvil al lado?".
(No. Tarjetas en un bolsillo, móvil en el otro. Izquierda, derecha. Arriba, abajo. Delante, detrás... No coinciden. "Qué raro", ha murmurado.)
-"¿Las llevas sueltas?".
(No, en un tarjetero de plástico que me dísteis vosotros. Respuesta: "Chico, raro sí es").
-"Yo siempre las meto en la cartera con la banda hacia abajo, para que así cuando las saco no toco con los dedos en la banda magnética. Es una tontería, pero...".
(Otra vez los puntos suspensivos. La oficina callada, al mediodía, cerca de la hora del cierre. 31 grados afuera. El joven cajero, la encantadora comercial, el director amiguete, el interrogador y yo. El interrogador ha sacado su cartera, de piel color whisky, ha extraído una tarjeta, con la banda magnética orientada hacia abajo, y ha detenido el gesto, lentamente, para subrayarme cómo los dedos quedaban efectivamente alejados de la banda magnética. He observado en grave silencio. Cinco minutos para cerrar).
-"A veces los bolsos con imanes las desmagnetizan... A las mujeres les pasa mucho".
(Me he mirado en el cristal pero, como yo temía y me parecía evidente a los ojos de cualquiera, sigo siendo un hombre y no acostumbro a llevar bolsos con cierre imantado. Yo comprendo que todo se ha desordenado mucho, pero en fin... "Qué cosa más rara", ha dicho. "¿Y te ha pasado ya varias veces?". "Sí").
-"¿Has abierto puertas con ellas?".
(Lo cuento como lo ha dicho: ¿Has abierto puertas con ellas? Me he acordado de Robert de Niro o Al Pacino abriendo la puerta de casa del sospechoso con una tarjeta de crédito. Digo yo: pero qué puertas. Las de los cajeros, me dice. Joder. No sé... ¿no eran esto tarjetas para sacar dinero de los cajeros? Con frialdad calculada, me ha dicho: "Las estropean mucho... Es raro").
Por última vez he tratado de defender mi inocencia y he buscado apoyo en la comercial, que tiene una mirada piadosa. Antes de que pudiera recuperarme, el otro me ha demolido con un incontestable golpe final:
-"Algunas personas tenéis mala suerte con las tarjetas".
A lo que el director de la oficina, ha agregado:
"En siete años, a mí no me han fallado ni una vez".
Me han dicho que me piden otras y que vuelva en un par de días, pero ahora ya he perdido la esperanza. Ahora ya sé por qué yo nunca hubiera llegado a director de banco. Siete años... contra unos escasos meses. Ahora ya lo sé. Ahora ya sé que no son las tarjetas... Soy yo. "Algunas personas teneís mala suerte con las tarjetas". ¡Puto determinismo de mierda!
[Foto: dejo al Elvis de los primeros 70, el que más me gusta de todos los que me gustan, el fascinante y sensual Elvis del crepúsculo. Y una poderosa versión de Suspicious Minds en un concierto de aquellos días: si yo pudiese mover las caderas y el cuello como Elvis, y hacer ese molinete del final de la canción... para rato me pasaban estas cosas].
12 comentarios
belen -
christian -
Alguien me ha dicho alguna vez del magnetismo personal, pero no creo que llegue a desmagnetizar tarjetas... muy bueno el foro, son temas tópicos para cuarto milenio.
Saludos, Christian.
yure -
San -
Nakoa -
Si algun día encuentras solución no dejes de publicarlo ;)
Saludos
Mornat -
Marlo -
Mornat -
Per -
Gonzalo -
Por cierto, en mi empresa se utiliza para controlar la entrada a cierto edificios una tarjeta de acceso. Y existe el rumor/leyenda urbana de que si usas la tarjeta de acceso sin sacarla de cartera, los lectores pueden estropearte todas las tarjetas que lleves en la misma.
Pero vamos, en resumen, estoy de acuerdo con el banco: el problema eres tú: un día de estos pasaran por tu casa a "formatearte".
Mornat -
Iñakil -