Fin de año, Wilco
No me gustan ni el fin de año ni el principio de año. Demasiado concretos. Demasiado exactos. No me gustan el fin de año ni el tráfago de las uvas en el gaznate. Yo necesito los difusos días intermedios, los que no tienen significados generales que todo el mundo conozca de antemano. Ah, los días. Los días. La sucesión de los días con sus fragorosas noches, lo que a mí más me gusta. Leves conexiones con la realidad. Me acosté pronto. Y a falta de somníferos somniloquios -mi modo de habitación oscura, aislada de la luz y de los contactos con la realidad- embutido en sábanas blancas hice oscuridad alrededor y me entregué a una película documental: I Am Trying To Break Your Heart (Intento Romperte El Corazón). Registro de la vida de Wilco, mi banda de rock preferida aquí y ahora, mientras graban o paren o vomitan o escupen o lo que sea, pero doloroso, jodidamente doloroso... mientras se arrancan de dentro su album de 2003, Yankee Hotel Foxtrot. Aunque en La Sexta ponían un concierto de U2 en el Giuseppe Meazza, preferí la noche de Wilco. Sé que ha de ser así: los vi en la Oasis en una noche de marzo de 2005; los vi por televisión, en una cabaña a las orillas del Gran Cañón, en una noche de septiembre. Fin de año era Wilco. Me acosté antes que nunca, me dormí tan tarde como siempre.
Entremedias vi un Chicago pálido, hostil, de luz grumosa, nevado y ausente. Sam Jones filma en blanco y negro. Wilco está en medio, en el terrible proceso de creación. Entre las migrañas de Tweedy, sus vómitos, la música camino de la deconstrucción sonora (o sónica, buen término), la tensión en el estudio. Tweedy en la luna de las canciones, ajeno, a veces atormentado, próximo a un silencioso delirio interior. Incapaz de reunir un discurso comprensible para la prensa que, tras uno de sus conciertos en solitario, le pregunta por el disco que están construyendo. Tweedy habla en frases hechas de agujeros. "Estoy ido", termina por disculparse... y se marcha. Las tenues conexiones con la realidad. Wilco escribe su música así, con sonidos matizados pero demoledores, de potencia atroz, letras deshilachadas, una poética maldita, delicada y brutal. Hay otros elementos de drama documental: la presión creciente desde su discográfica para que den el salto, para que pasen a ser un grupo rentable, para que abandonen esa condición de artistas obsesivos de dos cabezas, Tweedy y el multiinstrumentista Jay Bennett. La gélida expulsión del grupo de Jay Bennett, a cargo de Tweedy. Con el tiempo y A Ghost Is Born vendría el guitarrista Nels Cline, que no es sólo un guitarrista, sino también un salvaje. En esa dirección va Wilco, cada día mejor, cada día más sucio y más brillante. Bajo la amable fachada de los días corre un río de mierda que se consume a sí misma en música desatada, ruido armónico, feroz. Escuchad At Least That's What You Said en directo. Eso es Wilco.
PD: Su compañía, Reprise Records, terminaría por rescindirles el contrato, porque pensaron que Yankee Hotel Foxtrot no merecía ser editado. Lo publicó tiempo después su nueva firma, Nonesuch Records. Ahora está considerado un album clásico, el mejor de su carrera.
6 comentarios
sagrado -
saludos!
Per -
Mario -
Per -
Y seguimos esperando más. Que sí, que Van Morrison es la hostia, que sí. Que sus conciertos son excelentes. Pero algo más (y menos en euros), plis....y en locales donde se oiga más la música que los vasos y los gritos
Mario -
Jeremy North -
El concierto del Oasís ha sido el mejor que he visto en los últimos años en Zaragoza.