Alegrías y miserias: dos crónicas
Para los seguidores del velocista, si los tuviera, dejo las crónicas de los dos últimos partidos. Lo hago con cierta aprensión, por lo que cuentan y por otros motivos. La búsqueda de Archimboldi seguirá en terrenos domésticos, nada de viajes por Europa. He perdido dos ilusiones paralelas: la de ser campeón europeo y la de visitar lugares. Lo mejor de los dramas y las alegrías del fútbol es que son relativos y pasajeros. Algunos traumáticos, sí, para qué lo vamos a negar, pero muchas veces he pensado, he sentido la tentación de pensar, que del fútbol hay que hablar un poco en broma siempre, porque si no puedes ingresar en territorios patéticos. No podemos evitar que nos importe, aunque sabemos que no es especialmente importante, comparado con las cosas importantes de la vida. En ese sentido hay que considerarlo como el trabajo, cosa que me llama mucho la atención: el trabajo no es lo más importante de la vida, desde luego, pero ocupa tanto tiempo e impide tantas cosas que hay que considerarlo por fuerza como la cosa más molesta de la vida, y una cosa muy molesta termina por ser importante de cualquier modo. Lo que ocurre en mi caso es que el fútbol es al mismo tiempo para mí el fútbol y el trabajo, la misma cosa o una sola cosa, de forma que las consideraciones al respecto se enredan y me paso noches pensando o noches mirando partidos. Vengo a decir con toda esta desordenada digresión que últimamente miro los partidos con una cierta distancia, que no es desprecio sino lejanía interior. Del fútbol, de muchas cosas. El velocista es un tío íntegro y resistente, pero aun así nos profesamos mutuo afecto y él también está afectado. Se le nota. Sobre todo en la última, la del Levante. Nunca van a faltar partidos que ver, ganar, perder y escribir. Leed y olvidad.
Real Zaragoza, 3-Levante, 0
7ª jornada de Liga
Aspirina efervescente
El Zaragoza olvida la UEFA con fútbol animado y tres goles l Sergio García, titular, y Oliveira terminaron a un Levante inofensivo l Abel se queda en el alero
La depresión es una gripe del alma. Las hay ocasionales como la del Zaragoza, que sufre la enfermedad del primer mundo, la de los ricos, la del eliminado de UEFA; y las hay crónicas, como la que amenaza a este Levante de Abel, equipo menesteroso abandonado ya por la Liga. El partido sólo presentaba una igualdad por ese lado: la circunstancia de la necesidad, el acecho de las impaciencias, que acostumbran a hacer estragos. Aunque moralmente no haya forma de defenderla, la arbitrariedad va en el sueldo. Por lo demás, el Zaragoza está tres cuerpos o diez puntos por encima del Levante. Más allá de los detalles que fueron tejiendo el partido, sobre el fondo de la tarde prevaleció la sensación de que el Zaragoza ganaría por recursos, contundencia, acumulación de juego y oportunidades. Y así fue.
Necesitaba un bálsamo y cierta efervescencia para reconciliarse consigo mismo y el entorno.Y logró las dos cosas en un encuentro de fútbol generoso para la vista, desmedido de oportunidades pero incompleto hasta que en el minuto 62 García abrió la cuenta. Luego todo fluyó. Víctor gestionó así el espinoso asunto de los puntas. Primero relevó a Oliveira de la alineación. Podemos interpretar que Diego tiene los galones merecidos por sus 23 goles del año pasado. Metió a Sergio, necesario por justicia y fútbol; y luego quitó a Diego para que entrase el brasileño. La jugada era tan diplomática como justa. Y funcionó al milímetro: Diego dio un pase y jugó un partidazo, aun sin el gol; Sergio anotó el tercero en tres partidos; y Oliveira dejó doble impacto de matador. Uno con un desmarque inesperado entre los dos centrales del Levante, Álvaro y Cirillo, que Óscar interpretó de vicio. Un baloncito perfectamente redondo, exacto de velocidad y con el espacio medido con precisión de cuento. Esos balones que le salen del pie a Óscar como la seda a los gusanos. Luego, Oliveira puso el tercero en un cuadro. La naturaleza imperfecta también fabrica arte. Tuvo esa arrancada que lo define, el egoísmo para saltarse un pase cantado a García y la clase para el remate colosal al ángulo.
Entregado. En realidad, el Levante falleció al primer disparo. Encontró pocos argumentos a los que agarrarse durante todo el partido, así que cuando encajó el 1-0 se desvaneció. Los equipos que quedan expuestos tan pronto comunican una lástima indudable. Aún más el Levante, porque no hay nada deshonesto en su actitud. El Levante muere con generosidad muy taurina, pero nada pragmática. No se comporta como un equipo desesperado, se comporta como un equipo retratado por todos los parámetros: es el equipo con menos goles de la Liga, el más goleado, el peor colista de las principales ligas europeas. Abel está en el alero y puede ser destituido hoy, pero el Levante necesita mucho más que un entrenador. Por ejemplo, gol. Por ejemplo, solvencia en sus dos centrales, que ayer bordearon la calamidad. Por ejemplo, un Savio que se parezca a Savio. Las circunstancias no son nada generosas con un equipo así. Rigano cabeceó antes del primer minuto un balón de Juanma, lo más operativo del equipo azulgrana, y no entró por pulgadas. Tuvo otras opciones, sobre todo dos de Riga. ¿Qué hubiera sido el Levante con ese tanto del italiano? Cabe preguntárselo, pero no sirve de nada.
El Zaragoza lo arrolló con una energía de juego que no había mostrado, al menos no con esa constancia y variedad, en todo el campeonato. Reacciones como la del equipo aragonés cuestionan todas las sospechas extendidas entre la crítica: el sistema, los hombres, la preparación física, los estados de forma... Después de tocar fondo el jueves, ayer jugó muy bien, aun con las rebajas que se le quieran poner por el estado del Levante. Jugaron muy bien casi todos, los sospechosos y los que no lo eran. Aimar y D'Alessandro por afuera, Sergio y Diego arriba, los centrales atrás, los medios en el medio... Sus goles pudieron llegar de mil maneras y por cien caminos. Con goles uno olvida todo, pero hay que conservar la memoria. La memoria siempre sirve para algo.
Diario AS, 8 de octubre de 2007
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Real Zaragoza, 2-Aris, 1
1ª Ronda de la Copa UEFA, vuelta
Tragedia griega
El Zaragoza fracasa y se va de Europa a la primera l El equipo estuvo mediocre, sin fútbol ni llegada l Javito anuló los goles de Oliveira y Sergio García
Las aficiones ayudan mucho, pero nadie ha visto jamás al público meter un gol. Hoy por hoy, la hinchada del Zaragoza está por encima de su equipo y eso no es motivo de orgullo ni felicitación. No bastaba con el ánimo y el entusiasmo. Al fútbol ganan los futbolistas. La eliminación de ayer supone el carpetazo a este tramo tan indeciso del Zaragoza, que anda jugando con fuego porque no le alcanza para jugar con el balón. El Aris, un rival escaso, bastó para eliminarlo. Esta eliminatoria no era cuestión del contrario, era cuestión de la altura que fuese capaz de alcanzar el Zaragoza, que ahora mismo está para vuelos cortitos y sencillos. Para poco más. No hay fútbol ni fuerzas. Europa, aún en las versiones más modestas como las del Aris, no perdona la mediocridad.
Como suele ocurrirle últimamente con frecuencia, el Zaragoza llegó antes al gol que al fútbol. No es un mal asunto cuando uno juega por eliminatorias o tiene que remontar el marcador. No es un mal asunto en ningún caso. El gol posee una utilidad obvia; el marcador tiene la potestad de suprimir o aplazar los juicios sobre las cuestiones de fondo, pero hay que ir a ellas: el Zaragoza no tiene ritmo en las piernas ni en la pelota como para jugar a lo que le gustaría jugar. Ni en rombo ni en triángulo escaleno. Un resumen transversal sería éste: el Aris entregó en poco rato la pelota, el campo y un gol; y el Zaragoza se encontró que tenía demasiados balones para sus pocas ideas. Los griegos sabían que un tanto podía bastar frente a un enemigo tan confuso y pesado de movimientos. Y bastó.
El equipo de Víctor ganó la pelota con velocidad y la usó con lentitud y reiteración de recursos. En el apartado estadístico de la posesión, eso que tanto se lleva ahora, cabrían tres conceptos: tanto por ciento de posesión del Aris, tanto por ciento de posesión del Zaragoza y... tanto por ciento de posesión de D'Alessandro. El argentino la buscó y la tuvo mucho rato. Una vez que agotó sus comunicativos artificios, el equipo entró en el tranco de todos los días. Sobre el fútbol de Mandrake y la capacidad goleadora de García podríamos discutir un mes, pero ahora mismo ellos reparan apenas la media catatonia del Zaragoza. El otro ariete ese rato fue Juanfran, que recorrió su banda hasta el fondo contrario un millón de veces. Por desgracia, no acabó ninguna con una pelota comprometedora. El valenciano estuvo y está tan generoso como impreciso.
Aun así, y volvemos al argumento de arranque, bastó una combinación entre Diego Milito y Oliveira para que el Zaragoza aspirase de un golpe la ventaja del Aris. Oliveira acabó la fugaz jugada con un pelotazo raso al palo del portero. Chalkias tal vez esperaba lo que todos, mayor contundencia. O un disparo cruzado al uso. Ya lo decía Shankly: "Si estás en el área, primero mete el gol y luego ya discutiremos las alternativas". Es lo que hizo Oliveira. Dio la impresión de que Chalkias cubría el espacio con provechosa negligencia. Eso o que el brasileño le pegó justo al agujero de los ratones...
El drama. La segunda parte fue un giradiscos enloquecido. El gol de Javito, bastante increíble en su forma, dejó a Juanfran en muy mal lugar. Y al Zaragoza, jugando al poker sobre el precipicio, como esos australianos que salieron ayer en todos los telediarios. Víctor acababa de poner a Sergio García por Oliveira, y ese cambio supuso un acierto tardío o prematuro, según se mire. García tenía que jugar y lo demostró rápido, cuando cazó de cabeza un balón que D'Alessandro le envolvió en celofán con un centro insultante por preciso. Iba donde fue. Al coco de García y al gol.
Durante los últimos 18 minutos, Luccin (oceánico en su esfuerzo todo el partido) obligó a Chalkias a salvar a su equipo. Lo demás fue la frustración. El drama creciente. El Aris era un enemigo menor, pero suficiente ahora mismo para echar al Zaragoza de Europa. Así estamos.
Diario AS, 4 de octubre de 2007
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6 comentarios
ruben -
En esta vida te aseguro que querer saber de muchas cosas es no saber de nada a no ser que sea un genio y tu no lo eres.
Yo soy un abonado al Real Valladolid y me gusta leer las cronicas de los campos donde jugamos y por las horas en la publicaron tu articulo en as.com o estabas masturbandote o estabas dormido... Pones como al duro a Kome,¿ de que vas?, es normal que Ayala de un PATADON y antes un puñetazo a Llorente y luego agarra del cuello a Kome y encima chulea al linea y por hablar amarilla cuando deberia estar en la carcel, ¿o no?. Má periodismo y menos fanatismo.
joan carles -
Sergio -
Saludos
jcuartero -
Mornat -
davicius -
Una pena que se te haya fastidiado el plan de viaje por esos campos; a ver si te mandan de corresponsal a la Eurocopa ;-)