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De conejos y hombres

De conejos y hombres

El Gobierno recomienda comer conejo estas Navidades para combatir el alza de precios que, como se sabe y razona Josep Puxeu, se debe al empeño del contribuyente y/o consumidor por darse el gusto de comprar determinados productos durante las fiestas. Se impone el tipo de pensamiento Pere Navarro, ese elemento indispensable de la realidad actual al que ya le han dado plenos poderes para empezar a mandar gente a la cárcel por delitos de conducción: el pueblo siempre tiene la culpa, es irresponsable, ignorante, visceral, desganado, derrochador, caprichoso y de gustos triviales. Además, algunos votan al PP, no me jodas. Con esos datos, Puxeu argumenta que todos queremos comer las mismas viandas en Navidad y entonces, ah, suben los precios. Así que a comer conejo y "productos de sustitución". Por el mismo motivo, podrían invitarnos a comprar autocaravanas y tiendas de campaña, para residir en parques y descampados mientras se sosiega el precio de la vivienda. O a beber por la mañana leche en polvo y empujar con pan negro, como en la postguerra, dado el despegue de los lácteos y los cereales.

El conejo (el que viene con orejas y se amaga frente a los faros del coche en las carreteras, no el otro) está a cinco euros el kilo; no como los corderos y el cochinillo, que por culpa seguramente de la legislatura anterior ahora andan por las nubes. La del conejo "es carne sana, ligera, muy apetecible y barata", se entusiasma Puxeu. La explicación del Secretario General de Agricultura y Alimentación me la sé hasta yo: me costó ocho años aprobar Economía durante la carrera, pero lo primero y lo único que aprendí fue el mecanismo de la oferta y la demanda. Por lo que se ve una vez más, con mis conocimientos yo podría ser Secretario General de Agricultura y Alimentación, o bien este elemento no puede serlo. Luego se ha puesto interesante y ha largado esta frase de verdadero trilero tecnócrata: "La compresión de precios de la cadena de producción por parte de los fabricantes y de la distribución alimentaria debe repercutir en que estos incrementos de las materias primas no se trasladen al consumidor". Si lo agarro lo descalabro, oye.

Yo lo primero que me pregunto es si esta gente tan atea, tan descreída, tan laica, tan moderna, tan igualitaria y tan aconfesional se dedica también a celebrar la Navidad. Por la misma regla de tres, podrían celebrar el Ramadán, el año del Dragón o el Yom Kippur. Si a ellos les pagan por practicar la demagogia, por qué no hacerlo también nosotros, que escribimos y pensamos gratis. A Puxeu, en fin,  le invito a que se encierre en una cocina sin ventanas con el superconejo de la foto y trate de darle el castañazo en la nuca para echarlo a la cazuela, a ver si hay huevos: ocho kilos y 90 centímetros. Ahí lo tienes, Pep. Si se te apodera, no te acojones: como decía mi abuelo, mientras hay lengua hay hombre.

[Ojalá se le llevara una mano en algún mordiscón. Esto es lo que pasa por tener a Bambi de presidente del Gobierno y a ese Pepiño de los ojos pequeñarras como chambelán: que tiras para abajo en el escalafón y te encuentras a desgraciados como éste. Habría que colgarlo de los pulgares y emplumarlo después de untarle la carne con alioli. Bien espesito],

2 comentarios

rosa maria -

me parece muy fuerte, yo tengo una conejita de mascota y es la mejor del mundo más que un perro, cuando estoy triste me hace compañia..y me alegra con sus gracias,son super listos, y si todos los que se los comen supieran el amor que pueden dar..les aseguro que no lo harian

Anónimo -

Que suerte vas a celebrar la Navidad, otras no podemos decir lo mismo.