Puro Esnáider
Esa mirada incesante que examina el fotógrafo Alfonso Reyes (sobraría la entrevista que sigue), tiende a variar los tonos como un mar, ocultando a la multitud de hombres que siempre hay en el mismo hombre. Franca o distante, nunca resultó fácil adivinar si tras ella había un tumulto interior o la lejana alegría de un goleador idolatrado. La vida de los futbolistas -vista por la gente, vista por la prensa- siempre es una versión incompleta de la verdad. Un profesional, creo, debe recordarlo para recordar que sus verdades nunca son absolutas, que el título de periodismo no otorga razones concluyentes. También la gente debería saberlo. Pero son cosas que se olvidan y luego vienen los dramatismos y las escenitas, que hacen de la trayectoria profesional de un futbolista, a menudo, el viaje repetido de un péndulo: los más queridos serán los más odiados. De todos los principales de la Recopa, Juan Esnáider fue el personaje más acabado y al que menos traté, pero esta conversación diez años después me ratificó algunas intuiciones y me permitió descubrir aspectos que ignoraba. En mi recuerdo, Esnáider está envuelto en un frío silencio de desinterés, roto por los gritos de gol o por los gritos que lo acusan de haberse ido primero y de haberse borrado después. Si a la vuelta de los años esta entrevista en AS reúne algún mérito, se debe al personaje, a su sinceridad, que hace revancha con aquellos pasajes que nunca quedaron bien explicados, o quedaron explicados con artera parcialidad. No es probable que quien tenga una idea ya hecha de Juan vaya a cambiarla. Pero es bueno escucharle. El tiempo pasa.
Entrevista | Juan Eduardo Esnáider
"RETIRADO ZIDANE, EL JUGADOR
NÚMERO 1 DE LA LIGA ES AIMAR"
Juan Eduardo Esnáider. Gardel. Ventarrón. Ça va?
Bien, no nos podemos quejar. Estamos en una época de decisiones porque mi mujer y mis hijos quieren venirse a vivir a España, así que trato de ver qué puedo hacer. Lo nuevo fue vivir en Argentina, yo allá sólo estuve de adolescente...
Juan Esnáider está de paso en Zaragoza. Regresa al Hotel Romareda, que siempre fue su refugio. ¿Pasó el tiempo? Las chicas salen de la cocina a fotografiarse, en la recepción parece que lo vieron ayer mismo, el camarero le pregunta: "¿Sigues jugando, Juan?". Él se roza una leve panza: "¿Qué voy a jugar? ¿No ves que me metí 15 kilos en dos años?". Puede que se le hayan redondeado las facciones, pero sigue la mirada grisácea que lo define y el hoyuelo a lo Kirk Douglas. Va a hablar de antes, de ahora, de ese raro exilio que siente adentro... Bajo la mirada del tigre hay un hombre sensible, lo intuimos siempre.
¿Cómo surgió la romántica idea de comprar el club Cadetes de San Martín?
Es el club en el que yo jugué de chiquito. Empecé a echarles una mano, eso fue creciendo y a mí me interesó cada vez más como proyecto de vida. Ahora ya es un conocido en Argentina y está dando sus frutos. Hemos metido jugadores en clubes de Buenos Aires, alguno en el Atlético, van a venir más... Está creciendo mucho.
El otoño del futbolista no es siempre un estanque dorado. Después del Zaragoza, Esnáider jugó en el Oporto, en River, en el Murcia, en Newell's... Aquélla fue una vuelta extraña o inesperada en un jugador que hizo toda su carrera de este lado. "En River, hasta los nenes me dijeron burro", le contó una vez a un periódico. Eso resume el desarraigo.
¿Cómo fueron esos años?
Deportivamente, malos. O no como uno espera. Elegí volver a Argentina y nunca me adapté del todo al fútbol de allá. Soy argentino, pero futbolísticamente soy más español porque hice toda mi carrera en Europa, así que había cosas que allí eran normales y a mí no me gustaban. Y luego estaba el cansancio físico. No sé... era el momento. Si me hubiera quedado en España, habría seguido jugando. Aquí me hubiera sentido más protegido para seguir. Además, es indudable que soy mucho más respetado como futbolista en España.
Su último año en Zaragoza forma parte de un mito: apenas se entrenaba, y el domingo jugaba como los ángeles.
Sí, fue algo increíble. Cosas que pasan pocas veces en la vida. Yo me sentía muy bien, protegido... Sí, puede que no todos te quieran, pero siempre tuve algo especial con esta ciudad, y eso me ayudaba a superar todo. En Argentina no, al mínimo traspiés me venía abajo y eso me iba minando.
Hizo 11 goles en 17 partidos. Increíble. Y luego...
Me preguntaban si era el mejor momento de mi carrera y yo pensaba: 'Los tuve mejores'. Pero los goles marcan... Y era el momento. No me tendría que haber ido (hace una pausa y se ríe). Mi idea era no moverme de Zaragoza, retirarme aquí, pero...
Un final desagradable. La expulsión del Celta, aquel incidente. ¿Cómo lo recuerda?
Leí cosas que... Leí que me había autoexpulsado. Mira, a mí me han expulsado muchas veces, pero en mi cabeza no entra el concepto de autoexpulsión. No existe el jugador que haga eso. Después de los cinco meses que jugué, cómo lo hice, después de lo que sufrí físicamente... ¿me voy a autoexpulsar? ¡Noooo! Primero, que ese partido nunca debería haberlo jugado, porque yo estaba roto físicamente. Jugué con una rotura muscular, me quedó un hueco en la pierna que si lo ves te asustas. La gente no tiene por qué enterarse, si entras al campo es para jugar, pero no, yo nunca me quise autoexpulsar. Yo quería que nos salváramos. Lo dejé claro en un montón de partidos, ¿no?
...
También se dijo que me hice expulsar porque el presidente ya me había dicho que no iba a seguir. Eso es mentira. Después de ese partido yo seguía pensando que me quedaría. Hice lo posible para lograrlo: lo sabe mucha gente. Si en un club me ofrecí a jugar, incluso gratis, fue aquí. Le dije a Pedro Herrera: "Si queréis, yo juego gratis, y si al final me queréis pagar, me pagáis". No sé quién decidió que yo no siguiera, pero yo no fui. Pese a todo, nunca pensé en irme de aquí. Fue una decisión del club.
Hablemos de lo bueno, de lo histórico. Diego acaba de igualar sus cifras de gol al inicio de un campeonato.
Sí, buenísimo. Yo jamás fui de mirar las estadísticas. Jamás conté los goles que anoté, no sé ni cuántos hice. Siempre he pensado que tiene más importancia el trabajo, las ocasiones que generas, abrir espacios. Creo que Milito tiene muy buenas condiciones. Es el tipo de delantero que me gusta. Además, jugó en Racing y yo soy fanático de Racing. Así que aún lo quiero más.
¿Ve al Zaragoza?
No mucho, pero por los nombres me encanta. Conozco a los argentinos, jugué con D'Alessandro en River, con Aimar en la selección. Y Aimar me parece el top. Me gusta el equipo. No sé si se parece al nuestro, pero hay detalles similares: la poca marca por ejemplo... ¡Fíjate que en nuestro equipo marcaba Aragón!
Es el segundo mejor goleador.
Eso es típico de los equipos de Víctor: marcan y encajan. Igual que nosotros. Lo importante es meter uno más que el rival.
Cuando dice que Aimar es el top, ¿a qué se refiere exactamente?
Zidane era el mejor de la Liga española y Aimar, el segundo. Retirado Zidane, Aimar es el número 1. Aún no está al cien por cien, se tiene que adaptar... pero creo que va a andar muy bien aquí.
¿Qué da este club a jugadores de ese nivel?
Yo hablé con Pablo antes de que viniera, y le dije que aquí iba a encontrar mucho más cariño, que se iba a sentir más protegido que en Valencia. Y no porque sea un equipo más chico, sino por cómo son el club y la ciudad. Aquí cuando las cosas van bien y la gente te quiere se nota más que en otras ciudades. El año que nosotros ganamos la Recopa, ninguno se quería ir. Pero tenemos familias, hay que ganar dinero: yo tengo 33 años y ya no juego. Si no hubiera ganado dinero... ¿qué hacía ahora? Nunca nos quisimos ir. Queríamos ganar títulos, queríamos la Liga: es más, aquél era el año de hacerlo. Pero... así no vas a llegar nunca a hacer grande. Lo hizo el Valencia, lo hizo el Celta con Víctor Fernández. A los buenos hay que tenerlos. Y a nosotros, en nuestro mejor momento, nos separaron.
Esa era la política del club. Eso y culpar a los jugadores.
Claro, a mí me silbaron durante cinco años cada vez que regresaba acá. ¿Y por qué? ¿Por qué si yo aquí me lo dejé todo? ¿Si en ningún sitio di más? Hasta me ofrecí a jugar gratis. Y luego... Ojalá que todo eso haya cambiado. El tiempo pasa, el tiempo pasa.
Esnáider habla de los días de su adiós tras la Recopa como el apostador que habla de una estafa que ya no le duele. O sí. Pero ya aprendió a olvidarla. Es obvio que en la calma siempre vio como en tercera persona a aquel delantero tumultuoso que era él mismo. Ahora se ríe casi avergonzadamente.
No sé si me reconozco. Pero sí... mi papá me pitó de joven y me expulsaba, yo le decía cualquier cosa, siempre lo mismo. Luego no nos hablábamos en el autobús de vuelta. Me peleé con Juanmi, que era íntimo amigo, después del 4-4 con el Barcelona. Años después me disculpé, pero entré al vestuario tirando pelotas, dando golpes, gritando (risas). Me peleé hasta con Vellisca, que era un pan de Dios. Qué sé yo...
Nadie sabe. Era ese ventarrón del tango, que iba y venía sin aviso previo. Era el malevo cuyas hazañas todos aclamaban. Puro huevo. Puro Esnáider.
11 comentarios
milagros -
mni
unico
bebe
enlvida
siempre te mado muxo
con toda mi vida siempre te estaba pensando
en micorasonsito siempre tu eres mi rason de mi vida siempre te e qerido
teamo te amo te amo .
Patricia -
Azucena -
inma -
Yo -
Anónimo -
cesar -
merche -
Patricia -
Decicelo, sos su primo!!! Gracias!! Patri
Mario -
Jeremy North -