Que se mueran los guapos
Gennaro Gattuso juega al fútbol con los hombros cargados, pero de forma algo mitológica transporta su carga con una ligereza asombrosa. Si fuera por los demás, por muchos críticos, Gattuso apenas podría caminar por el campo o por la vida, aplanado por los prejuicios que convoca su figura de apretado gladiador, con la osamenta reconcentrada en un cuerpo nervioso, hecho de rabias divergentes. Cuantos más prejuicios recaen sobre un individuo, más me interesa el individuo. Cuanto más se empeñan los prejuiciosos en convertir al personaje en un espantapajaros, más me atrae el personaje. Los prejuicios se convocan unos a otros y se reúnen en afanosos grupos, como bolas de acero imantadas, que hacen mucho ruido y siempre se otorgan la razón sin discusión, con metálicos asentimientos. En ese sentido se parecen un poco a los elogios, que también tienden a la comunidad cacofónica y repetitiva. Cristiano Ronaldo representa la versión opuesta de Gattuso; el portugués es un tipo tan agraciado y de acabados tan finos que parece más de lo que es. A mí me lo parece. Le quedan exactas hasta las arrugas empapadas de la camiseta y los caracolillos bajo la lluvia. Uno es antónimo de otro: Gattuso acostumbra a parecer menos de lo que en realidad es. Su mueca ignora la ternura.
He oído a magníficos críticos de fútbol, a excelentes conocedores del mercado mundial del fútbol, a personas con un criterio irreprochable en el juicio analítico de los futbolistas, decir que Cristiano Ronaldo es ahora mismo el jugador más cotizado del mundo. No lo dudo. El mercado se comporta de acuerdo a muchas variables, en el fútbol y en todos los órdenes. Respecto a Cristiano Ronaldo yo siempre digo lo mismo: vamos a verlo fuera de Inglaterra. Porque lo he observado frente a los generosos defensas de la Premier y siempre me ha asaltado la tentación de pensar si haría lo mismo en España; y ya no digamos en Italia. Lo digo porque yo he visto llegar a Gullit con treintaimuchos años al Chelsea y, en su debut en Stamford Bridge, plantarse en el medio campo y jugar como si estuviera rodeado por niños de EGB, con una superioridad que iba más allá de la prestancia de un jugador que había sido extraordinario en el escenario más feroz y en todos los escenarios. Cristiano Ronaldo, un futbolista muy bonito, un muchacho muy hermoso, casi efébico con sus rizos de brillante carbón, su cara perfilada en porcelana, la depilación de las cejas, la precisa metrosexualidad de sus bicicletas y firuletes, ha pasado por el partido de esta noche en San Siro como una sombra acartonada, como un soldadito de plomo. En una de las últimas jugadas del encuentro, cuando el Manchester United no era ya más que un triste guiñapo bajo la lluvia y el Milan, me ha resultado patético ver a Ronaldo ensayando una de sus fútiles maravillas para morir emboscado por tres milanistas. Ronaldo no ha sido nadie; ni comparado consigo mismo ni comparado con Kaká, Seedorf, Pirlo o Gattuso.
No es que el ManU haya perdido por Cristiano. Ni que el Milan haya ganado por Gattuso. El United ha perdido porque le ha caído encima un equipo superlativo en Europa; y demoledor en un encuentro en el que ha sido superior en todos los órdenes: el físico, el táctico, el decisorio, en la calidad, en la experiencia, en los rendimientos individuales. Un 3-0 no precisa demasiadas explicaciones, aunque tal vez Enric González advierte algunas líneas de fuga interesantes en una primera crónica que ha dejado para El País, y que titula: "Un Milan diabólico devora al Manchester". El United no ha encontrado respuesta, en ningún aspecto, en ningún lugar del campo, en ningún hombre. Hay varias fotos por ahí en las que aparecen sus jugadores sacando de centro bajo la lluvia y dan ganas de oír a Bob Dylan y su clásico: "A hard rain's gonna fall". Va a caer una buena... De un modo tan implacable como necesario, los grandes partidos, las ocasiones señaladas siempre exigen a los futbolistas que viven en la cúspide de la jerarquía. El juicio es sumario pero no definitivo, porque el fútbol concede reválidas: por el momento, Cristiano Ronaldo ha fracasado; mientras Seedorf y Kaka salen como triunfadores del partido. Nuestro personaje favorito, Gattuso, jugó con el entusiasmo habitual y mucho sentido del fútbol, a pesar de lo que se diga. Uno se pregunta qué tienen Albelda o Makelele que no sobrepase por diez pies Gattuso, y por qué con ellos caben los eufemismos (jugador necesario, trabajo sucio, hombre de equipo, pilar básico, columna maestra) mientras al italiano se le considera un cáncer, un atropello del juego, un asesinato del presunto canon. Yo veo en él a una víctima del pensamiento único, digámoslo con excesiva prosopopeya. Porque Gattuso es el primero que se mofa de su propio personaje, al que alimenta sin problemas. Enric González dejó una semblanza magnífica del milanista hace algunos días en sus Historias del Calcio: Gruñido. Y ahí contaba una anécdota excelente de Gattuso que define a este hombre.
Por lo demás, se repetirá en Atenas el encuentro de hace dos años: Milan-Liverpool. Dos de los grandes y con una cuenta pendiente. Una contienda de estilos y naturalezas contravenidas: por momentos el Liverpool de Rafa Benítez parece una versión edulcorada de algún equipo italiano; por momentos el Milan juega con el fragoroso entusiasmo de una escuadra británica. Nunca parecieron más ingleses que bajo la lluvia esta noche en San Siro. Buena parte de culpa la tiene Gattuso, el enemigo público. Un futbolista que concibe cada segundo del partido como un privilegio al que hay que devolverle la ofrenda del esfuerzo inteligente. Carlos Martínez ha dicho que sería un magnífico compañero de trinchera. Y es verdad, pero no sólo eso. Yo disfruto viéndolo jugar... Y que se mueran los guapos.
[Foto: la bella y la bestia, bajo la lluvia. Gattuso persigue concienzudo al grácil Ronaldo, una mariposa blanca bajo la lluvia].
8 comentarios
Marlo -
Mornat -
Per -
Mornat -
Per -
Gonzalo -
Y podría añadir algunos españoles, que son considerados como estrellas rutilantes y yo no les he visto hacer nada del otro mundo (de manera continuada, se entiende): Torres, Xabi Alonso, Del Horno, recordemos a Mendieta fichado para Italia por una millonada...
En fin, será mejor que no compremos la camiseta del "crack" de la semana, y seamos más selectivos a la hora de escuchar a "entendidos" que son capaces de ver 5 partidos de fútbol diarios y no enterarse de nada...
He dicho. Y me callo que ya es hora.
Mornat -
jcuartero -