Nuevos radares fijos
Olvidaros de las ingenuas cajitas. El ordenancista Pere Navarro (el plasta de la DGT) sigue sin poder conducir por nosotros, el pobre, así que ahora ha conseguido estas nuevas maquinitas para extender su insaciable brazo sancionador hasta nuestros bolsillos. Si seguimos así, al final logrará que los automóviles traigan un radar fijo de serie sobre el salpicadero, directamente conectado a la DGT. No hay que tomárselo a broma porque, si le siguen dando cuartelillo, a Pere Navarro lo que de verdad le gustaría es controlar el mercado. Se le ve el plumero: "En el entorno en el que nos movemos, AUNQUE EL MERCADO ES LIBRE, comprarse coches de 200 caballos parece absurdo".
Dice Pere Navarro: "Vamos a tener que suspender o retirar miles y miles de permisos de conducir; por eso pedimos ayuda a los ciudadanos, para no tenerlo que hacer". Ese tono paternalista de moral intachable me pone enfermo. Casi tanto como el anuncio de los payasos de Iberia, que me parece una desfachatez. El problema radica en que este señor habla del resto de los conductores como si viviera investido de una inmutable superioridad ética, mientras él elude algún juicio que otro.
Líbranos de este santurrón sheriff de Nottingham, oh Lord!
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