Caretas de porcelana
Yo soy un abstencionista nato. No he votado en unas elecciones en mi vida y no sé si lo haré jamás, pero sospecho que no. Lo peor es que esa postura carece de argumentaciones o de una posición ideológica/moral/filosófica consolidada. No hay motivo. Simplemente, es una de esas cosas que no me llaman, como ir a esquiar, digamos. Juro que mi intención no es frivolizar sobre el asunto; tengo plena conciencia del significado, necesidad y logros de la democracia, pero no participo de "la gran fiesta", como le dicen. No trato de reventarla ni de mostrarme ajeno ni de poner palos en la rueda ni de despreciar a quienes participan ni nada de eso. Yo no voy y ya está. Y me molestan los entusiastas que me han tratado de convencer a lo largo del tiempo diciéndome que si no quiero votar, tendría que votar en blanco (aún no he entendido por qué, qué ventaja supone no para el sistema, sino para mí), o que si no voto no tengo derecho a quejarme. Yo no voy a acabar con la democracia, Dios me libre. Tampoco voy a esquiar y no por eso soy culpable de no contribuir al desarrollo de Aragón.
Supongo que a lo mejor la primera vez que tuve oportunidad de no votar y no voté lo hice por algún motivo justificado, pero no me acuerdo. Podría ser que no. En cualquier caso, después se me ha impuesto una mezcla de pereza, escepticismo y vergüenza: me produce cierta inquietud llegar al colegio electoral y que alguien se percate de que no sé cómo funciona el tema, un tío de mi edad. Así que los días de elecciones me gregarizo (mira que es fea la palabra ésta) y deposito mi confianza en la sabiduría y buen juicio del pueblo español, en el que confío a pesar de las pistas que me dan los índices de audiencia de las televisiones y todas esas cosas.
Las campañas me hacen gracia. Conozco pocos embustes presentados de forma al mismo tiempo tan burda y tan convincente. Todo el mundo es consciente de que hay un truco (algo patético, pero truco) en los discursos, en los políticos que hablan en mangas de camisa, en las recomendaciones de que las fotos de campaña sean "casuales y desenfadadas", en los arreglos de photoshop de las fotografías y, por ir algo más allá, en los incumplimientos de los programas, en las alianzas post parto, en todas esas cosas. Si los votos dependen de que un candidato salga en camisa o no, yo no sé qué pensar. Quiero creer que no es así, pero entonces... ¿por qué lo hacen? Nosotros no somos ingenuos, ellos saben que no somos ingenuos y, sin embargo, el invento funciona sobre la base de una ingenuidad tácita, como una cierta suspensión del orgullo del ciudadano o un sometimiento al juego democrático o no sé bien qué es. Los políticos prometen estos días, y nosotros ni siquiera escuchamos las promesas porque sabemos que se las va a llevar el viento de la conveniencia o los arreglos posteriores.
A mí me parece todo un poco raro, me parece que un tanto por ciento demasiado elevado de todo esto se sustenta o lo quieren apoyar en mensajes subliminales: la camisa sin chaqueta o sin corbata, la actitud correcta en los debates, que se inventó Kennedy contra Nixon, los rostros jóvenes en el fondo de la pantalla cuando hay mitin, los tonos cálidos y los fríos... O sea, una base movediza de la que no sé qué pensar. Es necesario, claro... eso debe ser. Pero un voto es cosa seria, ¿no? Y todo esto de las caritas/caretas/carotas de porcelana no parece muy serio. Yo por ejemplo ando asustado hace días con el lifting que le han hecho a Marcelino Iglesias en las fotos de campaña. Parece que lo hayan fotografiado poniéndole una cortinilla de gasa delante, como a la divina Garbo y las actrices de los viejos días. Marcelino, y otros, tienen un rostro de porcelana encendida. El caso de MI me resulta fascinante, porque a mi modo de ver resume Aragón: es el presidente invisible, el hombre que nunca estuvo allí. Y va para la tercera legislatura sin que nadie le haga frente. Hay quien lo llama "normalidad y sosiego político". Yo creo que es otra cosa: es la política de la liebre. En Aragón no se puede sacar la cabeza o te dan el hostiazo a toda prisa. Así que Iglesias gobierna amagado frente a los focos, como las liebres en el campo, sin que nadie lo advierta, sin dejarse notar. Y ahí reside su constante triunfo. Ni un gesto ni una palabra de más. El gobierno silencioso. Calculada naturalidad de un hombre al que siempre que veo le advierto un postizo de cuerpo entero.
Por cierto que El Mundo bucea en los arreglos fotográficos de los candidatos, que son chapuceros donde los haya. Pero aquí todo funciona o cumple un fin que justifica los medios. Por contra, alguien debería haber hecho algo con las fotos de campaña de Domingo Buesa y Gustavo Alcalde, que son mucho peores que las versiones reales de los dos candidatos del PP. Ser político no resulta fácil. Si de pronto yo me viera en cartelones de 10x10 en medio de las avenidas o en los autobuses de la ciudad, tendría que exiliarme. Bastante he hecho con acostumbrarme a encontrar mi cara en pequeñito en el periódico cuando escribo. Jamás he mirado un programa de televisión en los que aparezco (grabado, quiero decir, lo otro sería imposible...) aunque me han recomendado que lo haga. No quiero. Es como El exorcista: nunca he tenido huevos de ponerme a verla, no sea que descubra lo que no quiero saber.
Este Somniloquio electoral me parece patético. He de decirlo. Ustedes perdonen.
[Foto: Juan Alberto Belloch -sin la pianista- a cara descubierta en un mitin de campaña. Debidamente caracterizado, Belloch haría un magnífico Fu Manchu o también el cochero de Brácula. Al fondo, el rostro terso del presidente virtual: marcelinoiglesias.es].
15 comentarios
Mornat -
kiko -
Sergio -
Mornat -
Andy -
Por cierto Sergio, ya que también he nacido algunos cuantos kilometros del Ebro (en mi caso al norte del mismo) y si no te importa, te voy a acompañar en el PAPA. Ya somos dos, ¿nos presentamos en las próximas? Bueno, si me dejan.
Mornat -
Jeremy North -
Siempre me ha parecido una postura fácil la de no votar en las elecciones. La respeto pero no la comparto. Es como esa expresión tan manida de "todos los políticos son iguales"; pues no, no considero igual a Otegui que a Rajoy, como tampoco creo que sea lo mismo Ansar que Zapatero. Por unos cuantos absolutamente impresentables no puedes descalificar a toda la clase política.
El misterio de las victorias de Marcelino Iglesias sólo se puede entender porque aparece con las siglas del PSOE, porque es el político más "pan sin sal" que debe existir en España. Quizás por eso gana, porque no se mete con nadie ni con nada.
Mornat -
Soni: muy bien. Entre el voto, lo de esquiar, Asterix y lo de los Beatles de la otra vez, son cuatro de cuatro en coincidencias. No encontraba cuatro coincidencias con un ser humano desde tiempos sin memoria. Aún menos del sexo contrario o complementario, lo que sea.
Saludos.
Soni In The Sky -
¡Y lo de esquiar también me parece una chorrada que no me atrae en absoluto!
Por último... ¡yo también soy más de Asterix y Obélix que de Tintín!. En definitiva, se infiere que me ha gustado este post. Jaja.
Saludos.
Sergio (PAPA) -
1) Los aragoneses son buena gente (la frase parece frívola, pero expresa una verdad).
2) Los aragoneses son incomprensibles.
3) Luego (por 1 y 2), renuncio a toda posibilidad de interpretación en torno a la política aragonesa.
Prefiero tomarme un vino con los amigos, que en definitiva es lo que también prefieren los aragoneses.
Un cordial saludo
Sergio
lorena -
Parece una obviedad, pero no lo es. grande!
Mornat -
Will Hunting -
Mornat -
Gonzalo -
"Nosotros no somos ingenuos, ellos saben que no somos ingenuos y, sin embargo, el invento funciona sobre la base de una ingenuidad tácita"
deberías pensar en tu anterior frase "...y deposito mi confianza en la sabiduría y buen juicio del pueblo español, en el que confío a pesar de las pistas que me dan los índices de audiencia de las televisiones y todas esas cosas"
Una cosa es que tú no seas "ingenuo" (por ser asquerosamente, digo, políticamente correcto) y otra cosa es que no lo sea nadie.
Del mismo modo funcionan el timo de la estampita y algunos otros de más o menos guante blanco.