El amor...
...según André y Dorine Gorz
El filósofo vienés Andre Gorz y su esposa Dorine se conocieron hace casi sesenta años, en un baile en Saint Sulpice, en París. Nacido en Viena en el seno de una familia judía, Gorz conoció el rechazo, el desarraigo, el destierro. Conoció también a Sartre y el existencialismo. Conoció a Dorine y durante 58 años vivió pensando, escribiendo y amándola, protegido por la indudable consideración de un amor que ambos mantuvieron intacto a través de seis décadas. En 2006, ya ambos ancianos octogenarios, Gorz escribió Carta a D. Historia de un amor. La iniciaba con estas palabras dedicadas a Dorine:
"Tú vas a cumplir 82 años. Has menguado seis centímetros, no pesas más de 45 kilos y aún eres bella, graciosa y deseable. Hace 58 años que vivimos juntos y te amo más que nunca. Siento de nuevo en lo más profundo de mi pecho un vacío devorador que sólo puede calmar el calor de tu cuerpo contra el mío...". Años antes, le había dicho: "Si tú mueres, estoy muerto". Y ambos firmaron, quizás con una mirada, tal vez con un beso, o dejando las palabras flotar en el aire, un pacto también formulado en Carta a D. Historia de un amor: "Nos gustaría no sobrevivir a la muerte del otro. Nos hemos dicho muchas veces que, si tuviésemos que vivir otra vida, querríamos vivirla juntos, siempre juntos".
El pasado lunes, en el otoño inmediato de París, André y Dorine aparecieron muertos, sus cuerpos tendidos uno junto al otro. En alguna ocasión, Gorz anotó: "Para vivir hace falta tener ganas; para morir es necesario tener valor". Al pie de los cadáveres alguien recogió una nota con esta última sugerencia: "Avisen a la Gendarmería".
...según Bienvenida Pérez
Bienvenida Pérez nació en Valencia hace casi medio siglo. Conoció el desarraigo ("una niñez inestable y sin el apoyo de unos padres", dicen las crónicas) y vivió durante dos décadas en Londres. Después de trabajar en el Colegio de Médicos, en la Mercedes Benz, en una empresa de arquitectura, en la Liga de Países Árabes y en Scotland Yard (según su propia versión), Bienvenida se casó tres veces entre los 33 y los 42 años. La primera, con el diputado conservador Sir Anthony Buck. La prensa descubrió que, al mismo tiempo, sostenía una aventura con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Sir Peter Harding, que se vio obligado a dimitir a causa del escándalo. Ahora está casada pero "sólo porque él prefiere que sea así". Hace tiempo que no vive con su marido y comparte su casa en Londres con dos perros. Bienvenida Pérez publica en un par de semanas su segundo libro, titulado Hazte Valer, que nace bajo este deseo: "Yo no voy a estar aquí toda la vida, por eso quiero transmitir mis experiencias y conocimientos a las mujeres, creo que puedo serles de gran ayuda". Estos días hablaba así en una entrevista previa a la edición con El Mundo:
-"Me han regalado muchísimas cosas, aunque a largo plazo. Siempre que un hombre te hace un gran regalo o te da dinero, hay que cogerlo. No hay nada malo en que quiera agradecerte tu compañía. Si lo rechazas, pensará que lo que buscas es el matrimonio y saldrá corriendo.
-¿Cómo se reconoce si un hombre es el adecuado?
-Tres meses es tiempo más que suficiente para saberlo. Siempre me he considerado una empresa: lo menos que puede hacer un marido es abrir una cuenta conjunta; cartas de amor y flores no son regalos suficientes".
-¿Se ha casado alguna vez por amor?
-Nunca. El amor es una enfermedad. Hay que pensar con la cabeza; casarse es algo muy serio y que puede traer consecuencias muy graves, especialmente cuando hay hijos. Por eso nunca tuve hijos.
-Siempre ha elegido hombres ricos pero mucho mayores que usted...
-Requieren menos mantenimiento.
-¿Cómo?
-Está claro: necesitan menos atenciones sexuales, así que es un trabajo que te ahorras. En realidad, el sexo nunca ha tenido un papel importante en mi vida.
-¿Qué ha sido para usted el sexo?
-Algo que hay que hacer para contribuir a una relación, porque para los hombres es fundamental, lo necesitan.
-¿Qué opina de la infidelidad?
-No me importa. Lo que le hagan otras a tu pareja es un trabajo que te ahorras.
-¿Cuánto dura el amor?
-Máximo, seis meses.
-¿Y una relación apasionada?
-Lo que tardes en ir a por un traje Chanel o a por una joya a Cartier. Como mucho, año y medio, después todo declina.
[Foto: André Gorz y su esposa Dorine, en una imagen de hace varias décadas: enamorados y muertos en París].
13 comentarios
Darly -
Noíta -
se tenant par la main/
les yeux refermés/
vers d'autres matins/
remplis de soleil/
on les a couchés/
unis et tranquilles/
dans un lit creusé.../
Me quedo a mi lado del espejo...
Mornat -
Nuha -
I have to remind myself that some birds aren't meant to be caged. Their feathers are just too bright. And when they fly away, the part of you that knows it was a sin to lock them up DOES rejoice. Still, the place you live in is that much more drab and empty that they're gone. I guess I just miss my friend.
Mornat -
Nuha -
Cómo no desear encontrar a alguien que me bese palabras de amor como las que Gora dedica a Dorine, que me sienta deseable tras 60 años, que me sueñe diferente, alguien que me susurre si tú mueres, estoy muerto...
Mientras tanto, seguiré rumbo a Zihuatanejo...
Anónimo -
Quizas se haya llevado algun desengaño amoroso en algun momento de su vida.Querría el cuento entero y le saldria mal.No lo se.
Mornat -
Anónimo -
soni -
Mornat -
soni -
Soni -
Yo creo que éstas son dos visiones completamente opuestas (seguramente ésa era tu intención, claro); y es difícil quedarse con una de ellas... Aunque también es verdad que a veces los grises no arrojan ningún tipo de luz para resolver un problema, sino que lo único que hacen es ocultarlo.
Quizá el primer comcepto de amor es casi imposible e inusual; aunque debería tomarse como ejemplo para intentar, en la medida de lo posible, acercarse a él. Y el segundo, sin seguir al pie de la letra lo que dice esta mujer, tiene su parte de lógica. Y es que, como decía un profesor mío, "el amor, como muchas otras cosas, también debe ser inteligente".