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Somniloquios

Je t'aime

Alberto Fernández-Salido, el director de MediaPunta, me atribuye haber publicado la que podría ser la verdad más rotunda (confiemos en que no la única) de todo el año en la prensa deportiva. Sería esta frase: "Al fútbol le sobran explicaciones". Desde luego la sentencia no es mía, sino de Pablo Aimar. Mi mérito discutible consistiría en haberla aislado en la memoria cuando Pablo la pronunció en medio de una rueda de prensa, hace algunas semanas, oculta entre un buen número de interesantes consideraciones acerca de la situación del Zaragoza. Al agregarla en un artículo que escribí para la revista sobre los desastres de nuestro equipo (¿Por qué se deprimen los leones?), yo le estaba otorgando al Cai mi acuerdo absoluto. Claro que sería un acuerdo de converso sin posible redención, porque si al fútbol le sobran explicaciones puede que entonces también le sobren los relatos, con lo cual los periodistas quedamos en el centro mismo de la diana: seríamos prescindibles, por no decir abiertamente innecesarios. El fútbol, como defiende Alberto en su artículo, fue hecho para ser jugado y tal vez para ser visto. Podemos creer que también para ser contado... Pero desde luego en muchos momentos rechaza las explicaciones. Que dos periodistas hagan semejante declaración es como para rebajarlos de la profesión. O no.

Anoche, mientras veíamos el partido contra el Real Madrid (el partido más desconcertante que jamás vi en mi vida, he de confesarlo), nos acordamos por motivos obvios de esta historia: hace años el Valladolid jugó al final del campeonato un encuentro decisivo frente a un rival del que no guardo la identidad. Como a ambos les valía el empate para asegurar sus últimos objetivos, jugaron el partido al empate y lo empataron, de modo inevitable. Dicho en una sola palabra: los 90 minutos constituyeron una pantomima o una farsa. Al día siguiente el diario El Mundo, en su edición de Valladolid, respondió así: dejó vacío el espacio de la página dedicado al choque. Donde debían aparecer un titular y un subtítulo, sólo había dos cajas de texto en blanco. En las varias columnas en las que el lector aguardaba la crónica del choque, más vacío, más blanco. Sólo una foto y la ficha del encuentro daban noticia del juego. No es que nosotros pensáramos viendo al Zaragoza con el Madrid que lo que estaba ocurriendo merecía ese tratamiento, pero sí nos asaltaba la desasosegante impresión de que íbamos a incurrir en algunas falsedades a la hora de escribir. Lo que ocurría contaba con una tramoya oculta en la trasera. A ese partido le sobraban explicaciones. Quedó todo tan claro, pero tan dolorosa y quizás vergonzosamente claro, que no queda nada que decir.

Sinceramente, ya no sé qué pensar. Mi equipo de rugby murió el sábado en la orilla de un ascenso muy deseado, a la vuelta del partido más hermoso que yo haya jugado nunca. De esa tarde lluviosa del sábado, de ese monzón de rugby y hierba y carne y tacos metálicos y cuerpos empapados en sudor, en agua y en lágrimas, de esa tarde inolvidable me quedan golpes sin número, repartidos en orden asimétrico por la carne y el alma. Un labio abierto, un hombro derecho hecho papilla, una sirga dura de dolor que asciende por el lateral diestro del cuello, dos líneas rosadas de carne viva sobre la tibia derecha, unos ligamentos de la rodilla izquierda tensos como la cuerda de una guitarra, varios cardenales moteados de amarillo en la cara interna de los antebrazos, un dedo meñique inflamado, tumefacto y de aspecto nicotínico, otro dedo meñique que cruje en la torsión y una nostálgica tristeza porque se me está acabando el tiempo. Me queda el aplauso emocionado que me dieron mis jugadores después de que yo les escribiera unas palabras de sentido ánimo para esa hora decisiva. Muchas cosas se me van de las manos y tengo una plena conciencia de ello. Hasta el Zaragoza se va por el desagüe y yo me veo obligado a pensar y admitir que no es, ni de cerca, la más importante de las cosas que estoy perdiendo. Me he pasado la mañana escuchando Je t’aime... moi non plus, la erótica canción de Sèrge Gainsbourg y su amante Jane Birkin, hecha de susurros y gemidos, de palabras sugerentes, una escena de sexo de amor sin amor, pero con tremendo amor y un sexo tremendo de puro amor al sexo. Contra su intención libidinosa, en mí sólo despierta una nítida añoranza de no sé bien qué. Una extrañeza sin rostros, nombres ni fechas. Un titular vacío y un subtítulo en blanco y la crónica sin palabras.

A la vida, como al fútbol, le sobran explicaciones.

10 comentarios

TONY -

Todo lo que le pasa al Zaragoza, amigo Mario, es mucho más lógico y tiene una explicación muy sencilla. Este nuevo Zaragoza de agapito y bandrés, de victor, de aimar, de ayala, de Oliveira, de milito,se concibió para el saborear las mieles del éxito, para derramar el tarro de las esencias, para copar artículos de la revista media punta, para el futbol de salón, de césped de campo de golf. Jamás fue concebido ni pensado para ese futbol pragmático del ganar o morir, de las patadas, del salir al campo a cara de perro dispuesto a romperse la crisma en un balón dividido. Nació y fue concebido para afrontar la tensión previa a la gloria, nunca para vivir en el filo de la navaja. No es la primera vez ni la última que un proyecto creado única y exclusivamente para el éxito se derrumba de estas maneras. Equipos como el Valladolid, el Osasuna, el Recre, habituados a jugar ese fútbol de trincheras, de cuerpo a cuerpo, de desgaste, aún cuando sus entrenadores y jugadores enarbolen la bandera del caviar balompédico, están siempre acostumbrados a nadar en las aguas turbias del descenso. El Zaragoza compite este fin de semana contra un puñado de equipos expertos en estas lides, siendo él el mas novato de todos en jugarse la vida.

Detrás del jugador de éxito, de fama, muchas veces se esconde indolencia, desaliento ante la adversidad. Sin embargo, el jugador y el equipo modesto, humilde, que ha tenido que sudar gota a gota lo poco que ha conseguido, sabe cuando y como hay que apretar los dientes. Es así, y no es la primera vez que pasa, sino fíjate en el atlético o en otros tantos en España y en Europa que han pasado por lo mismo.

En lo del seminario, no te preocupes. A mi juicio, todavía te queda por dar al rugby y al club. El año que viene volveremos a pelear por el sueño. Momentos como el del sábado, como bien decías, te impiden abandonar.

jcuartero -

A mí también me cuesta aceptar esa verdad de la que hablas. En el fondo conocemos el potencial del club, pero nos engañamos pensando en cotas que no alcanzaremos, en parte esa es la magia del fútbol para los aficionados de un equipo como el zaragoza. Cuando era pequeño todos los años a finales de agosto pensaba que íbamos a ganar la liga, luego venía la realidad que es distinta del deseo. Yo estoy dispuesto a seguir engañandome y pensar qué el domingo será una fiesta en mallorca, aunque sepa lo que realmente somos. El Zaragoza no es como a una chica a la que no se quiere pero se sigue con ella por inercia, el Zaragoza somos nosotros mismos y más nos valdría aceptar nuestras limitaciones

TONY -

el zaragoza , como le seminario, se levantará. todo es cuestión de ciclos.

para mí tambien fué el partido mas bonito que he jguado en mi vida.

Mornat -

Yo también regresé a casa bajo la lluvia. Me había quedado sin palabras después de ver lo que vimos. No entendía nada y no supe qué decir. Recuerdo la lluvia en el entrenamiento la mañana siguiente al descenso de 2002, es una imagen que no se me borra. Recuerdo la rabia de aquellos días, casi agresiva. Sin embargo, esta vez estoy sin palabras, sin saber qué decir, ni qué pensar, ni cómo explicar que seis años después, sólo seis años después, SÓLO SEIS JODER, estemos viviendo lo mismo. Sinceramente, no lo comprendo. Tiene un significado que me niego a aceptar.

Merson -

El domingo, tras salir del campo, los tres clásicos (el cuarto faltaba por motivos que no vienen al caso), subíamos hacia el viejo Torrero, con el agua cayéndonos, y sin ninguna prisa. Eran momentos para pensar, más que para hablar. Había certeza del descenso, más allá de lo que las cuentas puedan decir. Y era una especie, también de punto final. Estamos juntos desde que la niñez cambia pubertad; y ya, alguno pasa los cuarenta. Y siempre, nuestro amado RZ ha servido de adhesivo a los distintos aconteceres, y distintas propuestas vitales que hemos ido teniendo. Pero la lluvia del otro día nos diluía. Seguramente abandonaremos nuestros asientos, nuestros domingos, y nuestro amor a algo no sustancial.
Alguien dijo, yo ya he hecho todo lo que tenía que hacer por este club.
No había tristeza. Era más bien añoranza, de lo que nunca volverá.
A todos los que han conseguido que nos ocurra esto, les deseo la peor de las soledades, en sus momentos más duros. Que ellos también sientan la lluvia en sus cabezas.

miguel -

Después de toda la noche sin dormir sigo sin entender cómo es posible no ganar a un equipo que se deja ganar.Coincido contigo en que no había visto una cosa igual en mi vida; me sentí tan mal que ni siquiera celebré el gol de Sergio, absorto en mi asombro. Nunca jamás vi una manera tan estúpida de descender, ni una afición tan entregada a un grupo que lo mereciera tan poco

Gonzalo -

Hey Mario,
Don't make it bad.
Take a sad song
and make it better...

Enrique -

El rival del Valladolid era el Celta de Vigo

Mornat -

¿Cómo no va a ser importante? Lo es por razones sentimentales y profesionales. Se suele decir que el trabajo no es lo más importante de la vida, pero yo digo que, para no serlo, ocupa un tiempo excesivo: la mayor parte del tiempo de nuestras vidas. Así que parece difícil restarle importancia, importancia en el sentido del efecto que tiene, queramos o no, en nuestra vida diaria. Hoy por hoy mi trabajo es el Zaragoza, con todo lo que eso supone, pero mis circunstancias personales, digamos, relativizan el impacto de lo que está ocurriendo. Por lo demás, yo también me refugio siempre en la música. La noche de la eliminación de la UEFA, de pura rabia, me la pasé oyendo a Iggy Pop. Hace muchos años, cuando me sentía triste oía a los Sex Pistols. Hoy, ya ves, me ha dado por la cosa pornolírica...
Ánimo. Qué le vamos a hacer.

Jeremy North -

El partido fue desconcertante y desgraciadamente patético por el Real Zaragoza. Nunca el Real Madrid pondrá las cosas tan fáciles para perder dignamente como ayer, un regalo que quizás no volvamos a tener en nuestra vida y fue rechazado.

Estoy hundido y no salgo del foso. Se dice que el fútbol es entre las cosas menos importante la más importante, pero por lo menos para mí el Real Zaragoza está entre las importantes.

A eso de las 12,30 y en plena fase de depresión me puse en el MP4 a escuchar la voz dolida de Ian Curtis en "Atmosphere": el momento ideal para escucharla, el de la tristeza sin fin.