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Somniloquios

Reggie Dunlop y los hermanos Hanson

Si los diarios no lo anunciaran, podríamos sin duda vivir convencidos de que los actores jamás se mueren. Ese es el mayor milagro del cine, por encima de cualquier otro de los muchos que procura: la vigencia permanente de sus personajes. Para demostrarlo, a menudo me quedo pensando si tal o cual actor están aún vivos o no. A menudo me equivoco. El cine posibilita una inmortalidad o una juventud casi eterna. Yo hubiera querido ser dos o tres actores en alguna de sus películas, tipos cool sin miedo a nada y tocados por una moral individualista y, sin embargo, en cierto modo inatacable. Esos actores fueron en primer lugar Steve McQueen, luego Bruce Willis en Pulp Fiction, el trompetista que interpreta Denzel Washington en Mo' Better Blues (y soplar por la boquilla sobre los pechos en sombra de Clarke) y, desde luego, varios de los personajes de Paul Newman en muchas de sus películas. Como siempre hago, cuando muere un actor  o un director, compro alguna de sus películas, generalmente la que más me gusta de él. No necesariamente la mejor, de esto ya hemos hablado. Ayer fui a comprarme El Castañazo, la menos apreciada de las tres que George Roy Hill dirigió con el rubio en el papel protagonista: las otras fueron El Golpe, que ya tengo, y Dos Hombres y un Destino.

El Castañazo la veíamos cada tanto en casa cuando los Ornat tuvimos nuestro primer reproductor de vídeo. En aquellos días íbamos a General Sueiro a alquilar en el Vídeo Club Alvarado, y vimos muchas de Jean Paul Belmondo, quizás la serie completa de sus violentas aventuras de maduro. Yo siempre me acuerdo de dos películas que me divirtieron de una manera fuera de lo común, y no eran de Belmondo: Serpico, con un joven Al Pacino. Y El Castañazo. Por desgracia, El Castañazo está descatalogada, aunque la chica de la tienda me aseguró ayer que cualquier día la reeditarán (una conjetura muy amable de su parte) porque cada tanto aparece por allí alguien como yo preguntando por El Castañazo. Somos legión quienes recordamos a Reggie Dunlop, el personaje de Paul Newman, capitán de un equipo de hockey en ruina que decide entregarse a la violencia para atraer público, con considerable éxito. La película es desigual, como suele pasar con las películas preferidas, pero se ha convertido en eso que llaman una obra de culto. Y no sólo por el extraordinario vestuario años setenta que luce Reggie Dunlop (imperdibles sus pantalones de cuadros y ese abrigo de piel con cuello peludo), sino sobre todo por la aparición de los hermanos Hanson. La película no es una extraordinaria película, pero sí una comedia muy eficaz que atiende muy bien a los personajes (asunto clave) y que filma un deporte tan singular como el hockey hielo con enorme habilidad.

No podría dejar pasar la ocasión de revisar la inolvidable secuencia del fichaje de los Hanson por los Charleston Chiefs y su debut, después de que al tabernario Dave El Asesino Carlson lo retiren del partido con la boca partida. Más la escena de su pelea en el calentamiento de otro partido. No sé por qué los doblajes pervierten el texto original. Los Hanson fascinan a Reggie Dunlop desde su misma aparición en la pista, pero algunos suplentes lamentan la violencia gratuita con la que enardecen al público. En un momento dado, cuando los tres animales emboscan a un rival contra el muro y lo reducen a fosfatina, uno de los Chiefs murmura en el banquillo: "Ese tío es una vergüenza".  El doblaje cambia la frase por "ese tipo es una apisonadora". Después, donde uno de los hermanos replica al árbitro: "Cállate, estoy escuchando el himno", en realidad debería decir "cállate, estoy oyendo la puta canción". Igualmente, las escenas volvieron a hacerme reír. Larga vida a Reggie Dunlop... y a los hermanos Hanson.

 

11 comentarios

Mornat -

Mira aquí: no sé a cuál de todas las canciones te refieres.
http://www.imdb.com/title/tt0076723/soundtrack
Saludos

Fernando -

Alguien sabe el titulo o quien canta el tema principal de la pelicula?
juglar2@hotmail.com GRACIAS

millertime -

me encata esa película. Sobretodo porque los hermanos Hanson siempre me recordaron a Los Ramones.

Un saludo

Mornat -

Sólo digo que me encantaría poder contar con una película sobre rugby tan buena y divertida como Slap Shot (El Castañazo); o bien con un estudio feroz y acertado sobre el deporte profesional de hoy como el que hace Oliver Stone en Un Día Cualquiera.
El hockey hielo siempre me pareció un deporte admirable y fascinante, en muchos sentidos. Y la máquina que limpiaba la pista de hielo, tanto en Jaca como en el recordado Ibón de Zaragoza, una de las imágenes más perdurables de mi infancia. Cómo me gustaba ver ese cochecito deslizarse por el hielo y dejarlo pulido como un cristal. Lo pienso y aún me gusta.
Abrazos

kike -

Hola Mario. Me alegra que la legión de seguidores de slap shot esté más viva que nunca.
Para mi y nuestra generación de hockeros de Jaca fue todo un referente, ya que supimos ver más que violencia.
Un saludo

tony -

los hanson, aaayyy, los hanson...........

Mornat -

Sin embargo, a mí el final me gusta. Aunque es verdaderamente un cierto anti climax después de la brutalidad precedente, tiene sentido considerando el periodo. Adolece de una cierta moralina, sí, parece un mensaje serio en medio de una broma, pero aun así tiene su aquél. El periodista lo subraya todo desde su cabina.
No deje de ponerme usted, don Juan, a los pies de ese genio y gran amigo llamado SS.
Abrazos muy fuertes.

Juan -

Hola Mario, no sabes cómo me alegra saber que hay alguien más que considera El Castañazo una gran película. Yo pensaba que me gustaba porque Paul jugaba al mismo deporte que llevo jugando desde hace 30 años, y eso me hacía parecerme un poco a él, ingenuo de mí. Pero los Hanson son unos personajes memorables de la historia del cine. Y la atmósfera de decadencia de los años 70 en Estados Unidos es fiel a la realidad. Efectivamente; el doblaje es un fucking desastre y el final de la película es lo menos afortunado.
Un abrazo desde Jaca Mario.

Mornat -

Está claro que este somniloquio debería haberse titulado 'Stick'em all'. Su costumbre de hablar los tres a la vez, desordenadamente, sobreponiendo la voz de uno sobre la de los otros, me parece un estupendo hallazgo del guión. Claro que nos gustan mucho las grandes películas de Paul Newman, las académicas, pero estas pequeñas imperfecciones, tan divertidas, son impagables. Precisamente hoy leía una anotación de Jorge Luis Borges acerca de 'Ladrón de bicicletas', tenida por una de las más hermosas películas de la historia. A mí nunca me ha gustado mucho; me resulta tan sombría... Tanta mala suerte, tanta desgracia, me parece poco realista. Y precisamente De Sica intentaba eso, el realismo. Anota Bioy Casares, introduciendo a Borges: "Hablamos del realismo; se lamentó (Borges) de que para la gente el realismo no fuera el de Martín Fierro, sino visiones chatas, feas y prosaicas". Y comenta Borges: "Qué raro que la gente se admire con historias de personajes que lo único memorable que tienen son las desdichas que les pasan: sin ellas no interesarían, ni existirían".
Yo no había ido tan lejos. De hecho, a mí solamente me disgustaba la película pero no sabía bien por qué. Borges, sin embargo, sí lo sabía.
Por el mismo motivo, conjeturo, nos parece tan feliz y divertida una película como El Castañazo.

Jeremy North -

"El castañazo" es uno de esos peliculones que siempre pasa inadvertido para los críticos de cine, o se la cargan directamente, y que sin embargo son macarradas cojonudas, de esas que disfrutas a tope. Como el "Sargento de Hierro" "Límite 48 horas" y bestialidades así.

Otra película deportiva a rescatar es la del "Los rompehuesos" o algo así, de Robert Aldrich, que trata de un partido de fútbol americano en un presidio entre guardias y presos y que protagonizó Burt Reynolds en plena forma, ¡qué hostias se daban!, buenísima.

jcuartero -

Una de las mejores películas deportivas (en este caso antideportivas) que conozo. Es curioso que los tres momentos más conocidos de las películas de George Roy Hill tengan algo que ver con el deporte (aunque no mucho), la estafa relacionada con el turf en "El Golpe", La escena de cicloturismo de Paul Newman con la canción "Raindrops keep falling in my head" de fondo; y los sublimes hermanos Hanson de estética Ramoniana. Ya he visto a varias personas por la ciudad con una camiseta de los hermanos Hanson (no me refiero al grupo musical) en el que debajo de su cara aparece la frase Stick them all!!, que me imagino repetirán varias veces en la versión original.