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Somniloquios

Canción de amor con gotera de sangre


Miro al techo que ha vuelto a gotear
Hacía tiempo que no llovía así
Y cada gota golpeando contra los cacharros de metal
Me hace pensar unas veces en sangre y otras veces en ti
Lo que en realidad viene a ser lo mismo
Lo que por crueldad ahora viene a dar igual
O puede ser un ángel que una vez perdió la fe y fue expulsado
Y que ha venido a agonizar justo encima de mi hogar
Y estas gotas sean sus lágrimas
O puede que sea hora de entrar ya en razón
Y llegar a comprender que dentro de este horror
No hay literatura, no
Y eso tú lo sabes bien a fuerza de caer una y otra vez
En una trampa mortal que en el tiempo dura ya ocho años y medio

Seré muy breve: te quiero y esto duele

Y vino un pájaro a posarse en mi ventana

Tenía una ala rota y su plumaje era gris y azul

Y al acercar mi mano y comprobar que no echaba a volar

Supe de inmediato que lo enviabas tú

Lo tomé entre mis garras y lo dejé morir

Y, cuando lo hizo, aún llovía aquí

Y la sangre al gotear entre garras de animal presagió mi suerte

Como un ave que voló de Madrid hacia Gijón aún herida de muerte

Re escribiendo la espiral de prometer hacerlo bien,

De cometer un nuevo error,

De no saber pedir perdón o pedirlo demasiadas veces

Y aunque ahora escupo una oración, helado de terror

Ningún dios responde aún

¿Soy yo el que no ve o es que todavía no se hizo la luz?

Seré muy breve: te extraño y esto duele

 

Trato de encontrar una salida

Pero no recuerdo ni por dónde hemos entrado aquí

Y contemplo junto a mí el cadáver del que fui,

Según tú, en una ocasión

Y es la mancha de humedad la de la herida mortal

Impregnada en el colchón

Y ahora que te oigo llorar

En lugar de ir hacia a ti me vuelvo a anestesiar

Y me limito a subir el volumen del televisor

O me concentro en recordar para no pensar en ti

Que tendría que llamar, que alguien venga a reparar

La gotera de una puta vez

Que ya cansé de recoger litros de agua gris

Gris como un metal que un día relució y que ahora es suciedad

¿Cómo se hace para amar lo que quise despreciar ya una y mil veces?

Seré bien breve: te he perdido y esto duele...

[Ocho y medio, de Nacho Vegas].

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