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Somniloquios

El reposo del 'centrojás'

El reposo del 'centrojás'

A estas horas, en un portal con número de cuatro cifras en alguna de esas extensas avenidas cambiantes de Buenos Aires, a estas horas velan a Néstor el Pipo Rossi: el centrojás por excelencia (centrojás es la versión argentina del término centre-half, el medio centro original). El número 5 de River guarda reposo. A él, que nunca calló en los campos, lo enmarca ya un reconcentrado silencio. En El partido del siglo, la serie de documentales sobre los once mejores de la historia en Europa contra los once mejores de la historia en América, armada por Jorge Valdano y Santiago Segurola, el episodio dedicado al Pipo Rossi fue uno de los que más me gustó. Rossi había brotado jovencito en aquel River Plate que era una reunión de caudillos a los que el imaginario popular, con mucho tiento para la posteridad, denominó La Máquina. Cualquiera que haya mirado atrás en el fútbol sabe de carrerilla la delantera millonaria de los años 40: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Frente a ese cuadro de leyendas, hacia el 44 surgió Rossi, un muchacho de naturaleza imperativa, y se puso a dirigir el juego y a los demás con una profunda e inagotable voz de mando. Lo relataba así él mismo: "Yo era un nene pero mandaba por encima de todos. Me palmeaba el pecho y les decía: 'La pelota aquí, a papá". Aún contándolo se tocaba la caja torácica, como si alguien le fuera a entregar el balón. De él dijo Muñoz: "Paraba la pelota y ya tenía una idea titular y dos suplentes". Algunas frases de Rossi son antológicas, sobre todo porque fueron dichas sobre el mismo campo de fútbol y quienes las oyeron sintieron la necesidad de contarlas: "El que no pasa la pelota al pie es una mala persona", se le escuchó decir. Dejo la necrológica de Clarín. Néstor Raúl Rossi tenía 82 años. Lo enterrarán en el cementerio de La Chacarita.

8 comentarios

Sergio -

Ah esa diferencia da para un tratado psicológico. Ambas formas tienen un lado bueno y uno malo, como todo en esta vida. Pero me parece que en el sur cambia bastante la cosa: Farruquito, Risitas, el Cuñao... Igual te digo que La Galerna del Cantábrico es buenísimo en su estilo, parece de Góngora. El problema es que te pone como en un friso. Imaginate que nos preguntaran quiénes estaban en el bar y contestásemos: "Bueno, estábamos el Gordo, el Tecla, el Alemán, el Cabezón y La Galerna del Cantábrico".

Mornat -

Es que la diferencia entre los apodos argentinos y los españoles es notable. Lo floridos y líricos que quieren sonar La Saeta Rubia o La Galerna del Cantábrico es incomparable con el tono callejero, próximo, de amigable chanza de la mayoría de sobrenombres argentinos, que siempre apuntan a la diferencia o casi resultan, en nuestro modo de ver las cosas, peyorativos: el Gordo, el Pipa, el Alemán, el Turco, el Loco, el Pipo, el Tecla, el Cabezón, el Payaso, el Nene, la Bruja, el Hueso... ¿No nos dice mucho eso? Personalmente, el que siempre me gustó más en España por tierno y sencillo, fue el de Puskas: Cañoncito Pum.

Sergio -

Otra anécdota destinado a la juventud. Para Pipo, como para todos sus compañeros argentinos, Di Stéfano fue siempre "El alemán". Años después del triunfo de Alfredo en el Madrid se enfrentaron en un amistoso, River Plate-Real Madrid en el Monumental de Núñez. En un corner favorable a River, Di Stéfano bajó a defender a su área. Pipo, que estaba esperando el centro, le gritó: "Así que Saeta Rubia... ¡Rajá de acá, Alemán, que estamos esperando el centro". Di Stéfano replicó: "No te enojés, Pipo. Yo sólo quería tener una fotos con vos...".

Nostálgico -

Bingo.

Mornat -

Febril y dolorido, apuesto cinco contra uno a que el nostálgico del Bernabéu nació en Lavapiés y vivió en el también madrileño barrio de La Elipa: siendo así, la nobleza de la imagen que evoca resulta innegable. Si uno ha de ser madridista, qué hay más noble que haberlo sido en los tiempos de DiStéfano?

zaragocista -

Gran artículo Mario. La verdad es que oí hace poco una historia contada por Julio Maldonado, que resume claramente lo que fue Rossi para River.

Nostálgico -

Creo recordar que fué en l.953, celebración de las bodas de oro del Real Madrid en el Estadio de Chamartín (posterior Santiago Bernabéu).
Torneo triangular, Real Madrid, Norkoping de Suecia y Millonarios de Bogotá. Era la presentación en España del equipo colombiano, y allí estaba Nestor Rossi u un casi desconocido Alfredo Di Estéfano que deslumbró en aquél partido y que motivó el deseo de su fichaje por parte del Barcelona y del Madrid.
Aquél partido fué inolvidable, sobre todo por la actuación de D. Alfredo.
En el fondo sur de aquel estadio, embelesado por el juego de aquellos hombres, estaba yo.

Sergio -

Me pregunto qué estará pensando Di Stéfano. Para salir de la influencia melancólica de la parca, recuerdo una anécdota que siempre repite el Bambino Veira cuando le preguntan por Pipo: "Una vez fui a visitarlo a su casa y mientras caminábamos por el jardín me hizo un caño con una tortuga".