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Somniloquios

La iguana y otros lagartos

La iguana y otros lagartos


En la noche del miércoles me quedé con la cabeza vacía; pensé que algo me decía que no había nada que pensar ni que decir, así que me dije: no hay que pensar. Las sobreexposiciones emocionales me dejan hueco y así me quedé. Indebidamente convexo como el lecho de un río. Cené en silencio. Del televisor venía una luz difusa de sombras entreveradas, pero yo preferí mirar la pared a ver la televisión. Ya habíamos visto bastante. En cierto modo me sentí como en aquellas tardes en que iba a buscar a una chica a la estación y ella nunca llegaba, hace tantos años ya que quizás nunca ocurrió, pero sería una imagen bastante coherente como recuerdo ficticio: repetir el viaje hasta la estación, buscar entre todas las caras que se esparcían por el andén la cara conocida, dudar si no habrá dicho "llego en autobús", en lugar de "llego en tren", y yo no me he dado cuenta. Luego una carrera por la escala mecánica, no fuera que hubiese salido por el primer vagón, a mi espalda, en la zona muerta; y vuelta a casa. Y así toda una tarde. En cada viaje repetido yo me iba vaciando más, hasta quedar indebidamente convexo como el lecho de un río. Entonces quería oír a los Sex Pistols. Hipnotizarme de pura rabia con la voz áspera y los movimientos compulsivos. Así estaba el miércoles.

Así que agarré el mp3 y me puse a escuchar Raw Power, de Iggy and The Stooges, en la oscuridad sólo matizada por las sombras del televisor y su claridad de leche. Y de ahí salté a The Idiot y Brick by Brick, y cuando ya me estaba yendo a donde quería, cuando ya estaba llegando a ese punto al que llegaba camino de la estación, entonces pensé que necesitaba ver bailar a la Iguana para que la catarsis fuera completa. Me fui al YouTube, donde está casi todo lo necesario y aún más lo innecesario, todo lo necesario que haya ocurrido previamente y, por desgracia, todo lo innecesario que aún está por ocurrir. Quería al Iggy de los setenta, claro, al amigo de Bowie; quería los ojos de engañosa transparencia grisácea, en verdad unos ojos para encerrarlos en la urna de un terrario; y sobre todo quería ver esa risa enferma de relativa locura, demasiado bondadosa aún a su pesar, incómoda sobre el rostro de un icono punk. Demasiado encantadora. Y necesitaba ver todo eso y lo más excesivo posible, bailando en el escenario con los pantalones en los tobillos, con la palma de la mano recorriéndose la entrepierna, pensando si debía enseñarle el cirio a la audiencia o no, como hizo en muchas ocasiones. Cuando lo vi, me pareció fascinante la oscura lucidez de esa batalla interna, inconsciente, en medio de la canción. Lust For Life, extraordinaria. ¿Debo enseñarle mi precioso miembro a esta gente? ¿O bien debo dispararles a la cabeza a estos bastardos mal nacidos? ¿Quién no ha bailado con los pantalones en los tobillos delante de una buena cantidad de gente que te mira con conmiserativa aprensión?* (Pero otra cosa es bailar con los pies juntos, a saltitos eléctricos, y anudarse las manos a la espalda o sobre la cabeza como con una camisa de fuerza: "No me gusta este mundo de hijos de puta, pero amigos... tengo lujuria por la vida").

La noche de la iguana (Ava Gardner en un México decadente, y dos morenos que le acarician todo el día el desmayo) pedía The Passenger, I Wanna Be Your Dog y por supuesto Candy, que era una canción muy propia del viejo Sacher cuando aún no se llamaba Sacher, puede ser, no sé cómo se llamaba pero terminamos tantas noches allá que eso no es extraño. Quizá fuera del Paradís, un garito con un olor inolvidable. "Candy, Candy, Candy I can't let you go / All my life you're haunting me / I need you so...". Y Kate Pierson, de los B-52's, que le replica: "Me hiciste mucho daño al dejarme / Estoy contenta de que te largaras... / pero te echo de menos". Y luego, como para sí misma: "Hace tanto que tengo un agujero en el corazón / que he aprendido a disimularlo y sonreír / Afuera, en la calle, todos los hombres son lo mismo / Yo necesito un amor, no jueguecitos". También vi, claro, la secuencia de la conversación de la iguana Pop con el lagarto Tom Waits en Coffee and Cigarrettes, de Jim Jarmusch, en la que Iggy y Tom juegan con referencias privadas a su ficción y a la vida real y a la ficción que es su vida real y a una falsa admiración mutua que no alcanza para amistad. Iggy le dice que sus amigos le llaman Jim o Jimmy o Iggy, y que por lo tanto le puede llamar Jim, como sus amigos, o mejor llamarle Iggy. "Sí, llámame Iggy". Y entonces Tom Waits le contesta: "Lo que quieras, tío... tú dime cómo quieres que te llame y yo te llamaré así". "Llámame Iggy, llámame Iggy", se convence Iggy. Y entonces Waits le dice: "Siento haber llegado tarde, Jim". Y pasa a relatarle el día tan agitado que ha tenido: "He hecho varias intervenciones, he salvado varias vidas... no te puedes imaginar lo que es la cirugía a pie de carretera, lo peor". Iggy lo mira con incredulidad: "¿Es que eres médico?". Y Tom Waits, extrañado de su extrañeza y hasta un poco molesto, responde sin énfasis: "Sí... ya sabes: medicina y música. Eso es lo mío, una combinación de ambas cosas". Coffee And Cigarettes es puro Jarmusch, divertido y detenido a la manera en que es divertido y detenido Jarmusch, sin subrayados.

Para completar la noche me fui a la cama con los Doors en el aparato, y cuando la habitación ya llevaba un buen rato de giros concéntricos magnéticos dirigidos por la voz orquesta del lagarto Mr. Mojo Rising, comenzó a devorarme un sueño lejano que se aproximó por los pies y redujo mi vacía debilidad hasta ablandarme como la masa de un pan a punto de hornear. Venía un rodillo de madera de abajo arriba y yo cada vez me sentí más laxo y ajeno, así que en esa blandura pasé de los Doors a los Immaculate Fools, que no tenían nada que ver con todo lo anterior, pero son parte de mi última adolescencia y me recuerdan a los Psychedelic Furs y los Psychedelic Furs a los Immaculate Fools. Y a mí mismo, sobre todo. No sé en qué orden. Escuché Immaculate Fools, la canción, que aún me emociona como lo hizo cuando los vi, por fin, en la Chimenea, después de haberlos tenido tan cerca varias veces en la sala Clares; y me acordé de las noches largas de café y apuntes, cuando Fernando y yo estudiábamos uno contra otro y ensayábamos poesías bien torpes en los márgenes de los apuntes, y nos las leíamos o nos las dábamos a leer sin asomo de vergüenza, mientras hablábamos de Kafka y sobre todo de Hermann Hesse, del lobo estepario y de otras obsesiones jóvenes. Cuánto tiempo ha pasado, cuántas cosas han ocurrido y aún está todo por suceder: "Hablamos de cambios / hablamos de muchas cosas / Y cuando llega la tristeza / reinventamos el sueño. / Esas promesas contaminadas / se desvanecen y mueren. / Olvidamos tan fácilmente / el amor que llevamos dentro...". Y con los tontos sin mácula me fui resbalando por las sábanas blancas del miércoles o el jueves hasta no ser ya nada, apenas un silbido de humo blanco que se adhirió a las paredes como iguana o lagarto y cerró con llave el día. Dormido, soñé que se me caía el pelo y que narraba partidos de fútbol en la radio.

*Yo he jugado al rugby.

15 comentarios

jacbreyner -

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Mornat -

¡¡¡No lo puedo creer!!! Incomparable, como tú dices. En la Oasis, insisto, vi a Wilco en el que creo que ha sido el mejor concierto de mi vida (tampoco soy un concert-goer profesional). Siempre nombro los otros dos: Bob Dylan en Huesca hace no sé cuántos años y Van Morrison en el Príncipe Felipe, creo que en el 96. Pero aquél de Wilco... en fin. Mi grupo de cabecera, hoy por hoy.

Jeremy North -

Mario, parece ser que el día 10 de noviembre Wilco estarán tocando en la Oasis: es la mejor noticia del año para los amantes del rock en Zaragoza, incluso mayor que el acontecimiento de la reunión de los Héroes.

Mornat -

Yo no lo hubiera expresado de esa manera: me obliga el respeto profesional, aunque éste sea un espacio libre. Pero comprendo tu vehemencia y, en el fondo, sentí lo mismo que tú y que mucha gente. Por eso decía que la sobreexposición emocional me deja vacío. Y vacío me quedé. Y acudí a la música, a Iggy y a otras cosas. Por otro lado, la crónica de ese partido en AS la escribió Fabián Ortiz desde Barcelona, de modo que no hubo ocasión de explayarme al respecto. Tampoco quiero que el deporte domine Somniloquios. No huyo de él, al contrario. En realidad, La Iguana y otros Lagartos trataba no tanto de música como lo que la música nos da cuando hemos extraviado otras cosas.
De los programadores del ayuntamiento ya no espero nada hace mucho. Dover y Pignoise me parecen una castaña de principio a fin, desde el Serenade Me hasta estas cancioncitas pseudoelectrónicas de ahora, que son puro celofán sobre nada. Así que no sé ni qué iré a ver, si es que voy a algo. De momento, tengo una entrada para ver a Wilco en Madrid el 9 de noviembre; y eso es todo por ahora.

Jeremy North -

Me sorprendí mucho cuando no alimentaste tu fenomenal blog con una acometida contra la banda de farsantes que trotaron como gorrinos por el NOu Camp, pero al final creo que optaste por una buena solución, hablar de "la Iguana".

Iggy... uno de los pocos motivos que me iban a obligar a trasladarme a Valdespartera, no acudirá a su cita. Y el Ayto. de Zaragoza, siempre atentos sus programadores, consideran que los mejores sustitutos son Dover y Pignoise... alucinante.

Con el 2-0 suertudo contra el Sevilla nos hemos alegrado algo la cara, pero sólo un poquito.

Mornat -

Roto el orto con el 4-1 de Barcelona, en realidad no se me hubiera ocurrido nada. De eso trata este Somniloquio, en el fondo. Iggy Pop y los demás sólo fueron un vehículo para la huida.

Mornat -

Se trataba precisamente de no pensar, tal y como decía al principio. De todos modos, no creo que por oír a Alicia Keys se me hubiera ocurrido la teoría de la relatividad...

Anónimo -

Y puedes quedarte tan pensativo con ese hombre gritando en tus oidos?No prefieres por ej algo de Alicia keys?como rock wit U?Tienes que oirla,ya veras como no hay comparación...y si no te gusta pues..."na"

Mornat -

Lo sorprendente es que lleve algo puesto...

Anónimo -

He visto en youtube el video "raw power" y solo te puedo decir que me quede mirando el video sin pestañear.No por la cancion...has visto el chaleco que lleva? Es horribble!!! por favor!!!un estilista para este señor!!!

Soni -

Sí sí, si encima colgaras aquí música, este blog, (como dice Fedra), sería ya la hostia (aunque con palabras más bonitas, claro, jeje) Y seríamos todos más felices. Por cierto, interesantes reflexiones y referencias en este último post. ¡Saludos! ¡Me voy que llego tarde! (Siempre encuentro alguna excusa para llegar tarde, en este caso ha sido por tu culpa, que lo sepas)

Mornat -

A la erudición yo le diría solamente pasión o entusiasmo, y el deseo de comunicarlos. Respecto al efecto que te produce Somniloquios, es mucho más de lo que yo mismo podría desear. Para una consideración tan repleta de generosidad sí que no hay respuesta ni agradecimiento.

Fedra -

Gracias por tu respuesta Mario.Y por tu foro interactivo,erudito,abierto al lector/a .las referencias literarias ,musicales y por supuesto el deporte aumentan el deseo de seguir viviendo cada día con ilusión.

Mornat -

La que tú nombras no la recuerdo, pero soy horrible con los títulos de las canciones: hay muchísimas que no las identifico por el nombre. Me emocionaban, y aún lo hacen, unas cuentas: Dumb Poet, Tragic Comedy, Wish You Were Here (mucho) y sobre todo la que se llama como el grupo, Immaculate Fools. Por lo que me recuerda o por lo que dice, algo menos. Es la voz lo que despierta todos los recuerdos. Immaculate Fools es la que está en el enlace a YouTube. Si algún día aprendo a colgar música aquí, directamente, seré un hombre casi feliz, pero no encuentro forma.
Lo de Independencia no lo recordaba, pero es cierto... No recuerdo si los vi ahí o no.

Fedra -

A los Inmaculate Fools les recerdo en Indepedencia cerrando unas fiestas del Pilar.El concierto tenía que haber sido de los Waterboys pero se disolvieron poco antes y no vinieron,sin embargo ahora han regresado y vienen a Huesca el mes que viene.Por cierto,qué canción era la que
citabas de los Inmaculate.A mi me emocionaba Comme JANE.