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Somniloquios

El ojo de Lennon

El ojo de Lennon


El otro día le dije a Alicia que el cielo no existe. No sé por qué le dije eso, ni siquiera recuerdo la conversación. Naturalmente, me respondió con espantada urgencia: "¿Cómo que el cielo no existe? Pues claro que existe...". Nos estábamos refiriendo al cielo físico. De inmediato me arrepentí, porque cómo le iba a explicar yo que el cielo sólo es una esfera aparente, nacida de la radiación difusa, de la transición de la luz solar a través de la atmósfera. Por tanto, una ilusión óptica, muy bien acabada, perfectamente constante, dramáticamente variable, un escenario gaseoso de colores diversos, un telón falso que oculta la insondable tramoya del Universo. Algo se interpuso entre nosotros y esa explicación; algo más urgente, porque dejamos ahí la duda, tendida en la tarde como ropa lavada.

Cierta noche, en el parque, le pregunté a Nicolás: "¿Quién es más grande, la Luna o tú?". No lo dudó: "Yo". ¿Y eso? Me dijo que la Luna le cabía en la mano. Es más, le cabía entre dos dedos, el índice y el pulgar. Y me lo demostró: se puso la mano frente a los ojos y rodeó con los dedos el contorno de la Luna, que lucía en el cielo. Guardó la medida, con el índice y el pulgar separados apenas unos centímetros. En ese espacio le había cabido la Luna. "Mira, así de pequeñita es la Luna", me dijo. Después tomó esa medida y la comparó consigo mismo: "Yo soy más grande". Recordé el día en que mi padre me explicó los días y las noches, el movimiento de rotación y traslación de la Tierra. Lo hizo con un flexo y una naranja. Marcó un punto en la naranja con un rotulador y luego la situó frente a la bombilla. Lentamente la hizo girar y me dijo: "Fíjate en el punto: ahora está iluminado... Avísame cuando llegue al lado de la sombra". Así lo hice. Ese instante era la noche. Yo le dije a Nico: "¿Quién es más grande, Alicia o tú?". "Alicia", contestó con seguridad. En ese momento, Alicia jugaba a varias decenas de metros de nosotros. Invité a Nicolás a medir a Alicia con sus dedos, tal y como había hecho con la Luna. Él la enfocó entre su pulgar y el índice. Mantuvo la medida y me miró, como empezando a comprender que algo iba mal. "Compárala contigo", le propuse. Se echó a reír. La ves pequeña porque está lejos. Y luego trasladé el razonamiento a la distancia de la Luna. Nicolás comprendió. Tal vez ahora lo haya olvidado, pero eso nos ocurre a todos. Sabemos, comprendemos y olvidamos, de forma constante. Por conveniencia o fatalidad.

Alicia no olvida. Sé que regresará sobre el asunto en alguna de nuestras próximas conversaciones. Siempre vuelve y pregunta: si prefiero el fútbol o el rugby, cuál es mi selección favorita de rugby, qué equipo de fútbol prefiero en Inglaterra. Cuando le digo el Liverpool, ella responde: "¡Toma, yo también!". ¿Por qué el Liverpool?, la interrogo. La respuesta es obvia: "Porque los Beatles son de allí". Razón de sobra, no importa si uno de ellos (McCartney, siempre se dijo) apoya en realidad al Everton. De momento no me ha preguntado más acerca de la existencia del cielo. Debe de ser porque consideró el comentario una estupidez que no precisa mayor indagación. Hoy hemos pasado la tarde viendo Help y vídeos de Hey Jude, de All You Need is Love, de Lucy in the Sky with Diamonds o de I Am The Walrus. Luego, en el coche hemos escuchado The Long and Winding Road (que se traduce como "el largo y ’tortugoso’ camino", según ella), y La Balada de John y Yoko, en la que murmura fonéticamente la letra y se une a los coros a tiempo para el célebre "they’re gonna crucify me!". ¿Habremos creado un peligroso clon? El veneno ha llegado tan lejos ya que su hermana Cayetana, de dos años, se montó un día en el coche con su madre y antes de arrancar empezó a decir, con tono urgente: "Opite". La palabra era nueva. Nadie la entendió: "Opiteeeeee", repitió ella. Varios gritos después la descifraron: opite significa Los Beatles. Hubo que ponérselos para calmarle la ansiedad.

Me ha preguntado la edad de Lennon cuando murió. He estado a punto de decirle 33, pero hubiera precisado otra explicación tan grave como la del cielo. Así que le he dicho la verdad. Luego le he tomado esa y otras fotos mirando al ojo de Lennon en Strawberry Fields Forever. Un ojo que rebosa la la pantalla y que son dos planetas en órbitas concéntricas: una pupila distorsionada y su marco de anteojos redondos. He pensado en el ojo contenido en un triángulo. Probablemente el cielo no exista, pero mientras lo descubrimos podemos escuchar a opite.

5 comentarios

Sr. Guerra -

Vale, entonces en mi funeral que suene lo peor que se encuentre de O.T., Factor X o Viva la Gente. Que si, que estando muerto yo, los demás que se jodan.

Mornat -

¿Por qué ponernos fúnebres? Puede que yo eligiera In My Life para despedirme, pero me jodería que todos la oyeran menos yo. A veces pienso que escogería Beware of Darkness, de George Harrison. Pero todo depende de cómo me levantara ese día. El de morirme, digo (!).
Querida Lep: Yo, a los grupos que hacen versiones de los Beatles, siempre les exijo que toquen I Am the Walrus. A partir de ahí podemos empezar a hablar...

lep -

Me gustan mucho las entradas sobre Alicia.
Los Beatles crean grandes momentos. El otro día en un concierto de versiones en el corazón de la Mancha más manchega, el público local gritando como posesos pidió como primer bis "Helter Skelter" como sólo aquí saben pedirlo, es decir, acompañado del grito de "bribones,bribones", que quiere decir que les ha gustado mucho. Ojiplática quedé, u "opipática"

Sr. Guerra -

De pequeño iba por la calle tocando una guitarra inexistente (al más puro estilo Bruce Springsteen, supongo) y cantando "Espinajaus..." (como libre adaptación de "It's been a hard day's..." (night)
Siempre pensé que podría hacerse una película a base de letras de los Beatles, y viendo "Across the Universe" la confirmación parece acercarse.
Yo también soy del Liverpool, mucho antes de que llamaran al equipo "los Benitezles". Cuando mi teléfono móvil suena, lo hace al estrépito de The Kop gritando "And you'll never walk alooooone". Así que si alguna vez escucháis ese "sonitono", es casi seguro que yo esté allí.
Con respecto a mi funeral, siempre pensé en "Good Night" (el bueno de Ringo), pero me gustaría que alguien me cantase "Here Today" (aunque sea de Sir Paul en solitario)
Y no creo que hayáis creado un "peligroso clon", sólo un miembro más de la Iglesia del Beatleismo.

tony -

recuerdo estar viendo un fragmento del funeral de george best, y al salir el féretro de la iglesia de belfast donde se celebró el responso, comenzar a sonar "The long and winding road". Pienso, que uno de los mayores homenajes que le pueden hacer a uno es permitirle irse acompañado de la música de los más grandes. A mi me gustaría, que el día que me vaya, al paso de mi ataúd, sonara "Here comes the sun".