Blogia
Somniloquios

De jardines ajenos

Tarde de invierno

Tomo un café en Babel. En la contra del diario veo una entrevista al filósofo y escritor Fernando Savater. La primera pregunta dice:

"Sus padres han tenido una gran influencia en usted. Su padre despertó su pasión por las carreras de caballos y a su madre la considera su primera maestra".

Sobre el delgado margen, con un lapicero de punta muy leve, alguien ha dibujado una flecha que señala esta anotación:

"Yo nunca tuve esa suerte".

Afuera, en la calle, aguarda un débil sol de invierno.

Agapito quiere la Liga

Agapito quiere la Liga

Pedro Luis Ferrer publica hoy en AS una estupenda entrevista con Agapito Iglesias, el propietario del Real Zaragoza. El trabajo viene a significar en sí mismo un sumario desglosado de lo que fue la gran noticia del año, la compra del club, así que sirve para despedir 2006 y sobre todo para brindar por el futuro. Tengo que reconocer que me alegré de esa operación que acabó con la presidencia de Alfonso Soláns, porque creía con sinceridad que era lo mejor para el Zaragoza. A lo mejor estaba equivocado, eso nunca se sabe o no se sabe hasta pasado mucho tiempo. Había mezclado un motivo más o menos personal: el gran argumento para la defensa de Soláns consistía en que él era el único dispuesto a ponerlas, el único presidente posible. Yo he escuchado ese razonamiento tan provinciano en largas conversaciones/diálogos/discusiones con la que era la gente de Soláns en el club. Nunca me convenció. Me parecía válido sólo para quien deseaba sentirse vasallo. En Aragón hay mucha de esa gente, gente que se almidona ante el señorito porque el señorito manda, él tiene los duros y él posee el destino colectivo. En un artículo en Heraldo de Aragón tras el descenso a Segunda razoné que, para sostener que Soláns era el único presidente posible del Zaragoza, había que probarlo: lo ha hecho el tiempo. En su contra, desde luego. Resulta que en el Paseo de Sagasta había un empresario de procedencia soriana. Resulta que compró el club. Resulta que las puso. Resulta que pidió un crédito de 9,6 millones de euros, resistió la artera venta de Cani, avaló otros ocho, asumió como salvables los 70 millones de pufo que dejaron los anteriores administradores y compró a Pablo Aimar por 10 millones... Y resulta que ni una sola vez ha hablado de miseria, ni de vender jugadores (aunque lo hará, porque es el procedimiento de mercado del fútbol), ni de quiebras. Habla de esto: "No me iré del Zaragoza sin ganar una Liga".

El fútbol es un negocio muy largo y muy ancho; cambiante, ingobernable en algunos aspectos decisivos; abrasador. También se trata de una forma de ficción relativa que hay que manejar con tanta ilusión como realismo. De las cosas menos importantes de la vida, como dijo alguien, es la más importante y la más divertida. Agapito la maneja con entusiasmo, pero también con la firmeza y el sentido de un empresario estricto, que quiere ver crecer su proyecto. Y exige. Que el propietario de una empresa sea el que retiene a los empleados para que la empresa no crezca resulta increíble, antinatural. Bueno, pues eso hacía Soláns con el Zaragoza: pedir a sus técnicos que el club no creciera demasiado, que no ganara demasiado, que no costara demasiado, que no fichara demasiado. Aun así, ganó dos copas y jugó otra final. Que cada uno reparta méritos. El juicio sumario a Agapito deberá esperar al final de su proyecto, o a que pase un tiempo razonable. Mientras tanto, vemos a Aimar cada domingo y al Zaragoza peleando por el cuarto puesto. No es lo de menos, porque el fútbol consiste en eso. Yo siempre he pensado que, en muchos casos, el mensaje hace a los hombres. Y ésta es la primera vez que oigo a un presidente del Zaragoza hablar de que quiere ganar una Liga. Si nos engaña o juega con las ilusiones del zaragocismo, se lo demandaremos. Y si no es así, celebraremos lo que venga.

Siga el braille, siga el braille

Siga el braille, siga el braille
Con un golazo de Silvio Velo, el Maradona de los Murciélagos, Argentina le ganó 1-0 a Brasil y es bicampeón mundial de fútbol para ciegos. Un equipo conmovedor.
[Pie de foto: Argentina festeja, Brasil en retirada. El 5 agradece].

 
La noticia ha sido la portada del día en Olé, el feliz diario deportivo argentino: Argentina le ganó a Brasil la final del Mundial de fútbol para personas ciegas. El titular refiere un cantito muy típico en los campos de allá: siga el baile, siga el baile. Es sencillamente genial. Constituye un ejemplo exacto del periodismo ingenioso que en España intentamos con patéticos resultados. Lo del Maradona de los Murciélagos (el sobrenombre del equipo nacional argentino de invidentes) me ha hecho reír como media hora. Copio el link a la crónica porque me parece lo mejor que he leído en muchísimo tiempo en un diario.

Serrat, por celestiales como Curro el Palmo... o no

Serrat, por celestiales como Curro el Palmo... o no

Ver a Serrat por primera vez hace dos días es, definitivamente, llegar muy tarde a todo. Me reconforta que vino a Zaragoza acompañado sólo de la guitarra y un piano, lo que compone en mi opinión el cuadro favorable de un Serrat íntimo, desnudo de artificios orquestales. Yo lo prefiero así. Es decir, Serrat y sus letras, esa escritura transparente que dibuja la cumbre del castellano musicado, sostenida como pequeña magia que el catalán desenreda en las notas livianas, juguetonas, sugerentes del piano de Ricard Miralles. Serrat y la maestría despojada. Al verlo aparecer en el escenario oscurecido, la guitarra tomada del mástil, confirmé que el hombre capaz de reunirnos alrededor de su voz es, seguro, el hombre que todos habríamos querido ser. Serrat me sacó enseguida el aliento del pecho al abrir con Menos tu vientre (el poema musicado de Miguel Hernández) y a continuación interpretó Mediterráneo, para suprimer ansiedades. Ahí le entreví una mínima debilidad, quizás un énfasis disminuido que quise negarme con entusiasmo, pero sobre el que ayer reflexionó Javier Losilla en su crítica de el Periódico de Aragón. Como Javier es mi crítico de cabecera en cuestiones musicales desde hace años, reproduzco a continuación su revisión del Serrat ingrávido y gentil, como pompa de jabón, que vimos esta semana.

 

Pudo ser un gran día 

Al concluir Serrat la interpretación de Hoy puede ser un gran día los espectadores, puestos en pie, le tributaron una de las ovaciones más largas y calurosas que se han escuchado en la Mozart en un concierto de música popular. Con esa canción cerraba el cantante casi dos horas de actuación, y pretendía retirarse. Pero tuvo que rendirse a la evidencia: el público, que llenaba la sala, quería más. Y más dio Serrat: De vez en cuando la vida y Fiesta.

Completó con esas dos piezas un programa de 20 canciones en el primero de los dos conciertos que ha dado en Zaragoza durante las fiestas. Un concierto íntimo, trufado de anécdotas y comentarios jocosos (esos con lo que Serrat, como los mejores intérpretes de El Club de la Comedia, pone de manifiesto su mejor vena de actor), acompañándose con la guitarra y apoyado por el piano, sugerente, preciso y detallista de Ricard Miralles.

Serrat no vino a presentar , su disco más reciente (nada cantó de ese álbum), sino a mostrar un repertorio que dibujaba, o casi, todas sus facetas como compositor e intérprete. Abrió la velada con Menos tu vientre, y continuó con Mediterráneo, Una mujer desnuda y en lo oscuro, Tu nombre me sabe a hierba, Esos locos bajitos, Señora (informó de que ha incorporado esta pieza recientemente al directo, después de muchos años de no cantarla), Por dignidad, Me gusta todo de ti (pero tú no), Cantares, Cançó del lladre (una pieza popular catalana del siglo XVII)...

Una cuidada selección, sí, que, lamentablemente, no llegó al público con la fuerza y la emoción de antaño. Serrat, como intérprete, no pasa por sus momentos mejores (cuando menos el martes), y echa mano para resolver su apuesta de trucos de artista experimentado. Una lástima, pero así están las cosas. Quedan, eso sí, las canciones.

Penélope, Es caprichoso el azar, Disculpe el señor, Una de piratas, Muñeca rusa, Romance de Curro El Palmo y No hago otra cosa que pensar en ti también sonaron el martes en la Mozart, configurando una propuesta que, de haber contado con un Serrat algo más en forma, habría armado una gran noche.

El placer no fue completo: el gusto de escuchar canciones hermosas, esas que ya están instaladas en la memoria colectiva, quedó mermado por una actuación muy profesional, pero con escaso poder de comunicación. Pena.

Román Riquelme por Sergio López

Román Riquelme por Sergio López

Desde mediados de agosto, el diario Equipo publica cada domingo una serie de retratos sugeridos y escritos por Sergio López. Yo creo que valen al menos un cuarto del euro que cuesta el diario. Los acompaña una singular ilustración que me permito la libertad de usar también en esta ventana, para no mellar el conjunto siquiera en lo mínimo. Este primero (no respeto el orden cronológico) supone una mirada detenida sobre la detenida figura de Román Riquelme, uno de los artistas más lúcidamente premiosos que dio el fútbol. El artículo es un rotundo homenaje a los futbolistas diferentes. Todo homenaje lleva implícita una defensa. Sé que López lo puede escribir con los ojos cerrados. De hecho, a estas alturas creo que lo hace.

 

El torero impasible

La pelota debajo de la suela. Siempre. Y él al trote cansino, no sea cosa que alguien se confunda y crea que lo suyo es producto del gimnasio y la dieta. Juan Román Riquelme parece salido de un noticiero antiguo, de cuando el Nodo distribuía borrosas noticias sobre la marcha del fútbol argentino. Sólo le faltaría ser calvo, dejarse crecer un bigote manubrio y lucir esos pantalones que caían por debajo de la rodilla. Lo cierto es que su estilo pone de manifiesto un hecho particular que pasa desapercibido de tan general: muy pocos saben jugar bien al fútbol. Increíblemente, esta evidencia se ha vuelto en su contra, ha derivado en una suerte de investigación policial. ¿Se adapta al ritmo europeo? ¿Puede liderar a la selección argentina? Estas preguntas, recurrentes como caballos de tiovivo, tienen el mismo rigor lógico que la del huevo y la gallina: pueden contestarse de cualquier forma; todo depende de la habilidad del orador y la paciencia del auditorio. En el caso de Riquelme es peor quizá, porque las respuestas tienden a multiplicar las preguntas.Riquelme se presentó ante la afición europea durante la final que jugó Boca contra el Real Madrid por la Intercontinental 2001. Aquella noche le pegó un baile inolvidable al mediocampo merengue, especialmente a Makelele, que salió de la cancha girando como un trompo. Los directivos del Barcelona se entusiasmaron y compraron su pase para que repitiera la hazaña en el Nou Camp. Parecía un negocio redondo. Entonces ocurrió el puntual milagro: le pidieron que cambie. Comenzó a hablarse de problemas de velocidad, falta de adaptación. Nadie se preguntó por qué debería cambiar de hábitos el mismo jugador que acababa de ser contratado justamente por sus hábitos; en cambio le recomendaron que corriera, que se apurara, en fin, que se convirtiese en otro. Y lo cedieron al Villarreal.Algo parecido ocurrió con Diego Maradona un par de décadas atrás. La secuencia fue idéntica: compra millonaria, problemas de adaptación, traspaso. Pocos advirtieron que una cosa estaba vinculada con la otra, que la compleja y explosiva personalidad de Maradona era una prolongación de su complejidad como futbolista. Fue célebre el enojo de Udo Lattek, técnico blaugrana en aquella época, ante la negativa del Diez a corretear por el campo con una pelota llena de arena. El alemán no entendía que alguien se le sublevase ni lo antinatural que le resultaba a su dirigido esa carrera en el vacío. “Cada ronda que pasábamos en la UEFA las pelotas de Lattek eran más pesadas”, fue el lacónico recuerdo de Diego. Quizá resulte exagerado comparar a un excelente jugador como Riquelme con el que probablemente fue el mejor de todos; sin embargo, los casos se tocan y se confunden. Ambos fueron ídolos en Boca; ambos encontraron resistencia en Barcelona y tuvieron que empezar de nuevo en un equipo chico. Todos sabemos cómo terminó la primera historia, con el Diez recolectando títulos de todos los colores para el Nápoles.Por lo pronto el Villarreal le dio a Riquelme la posibilidad de jugar como lo hizo siempre, como un torero impasible. Y Riquelme puso al Villarreal en el mapa. Su equipo practica un fútbol agradable, tiene delanteros peligrosos y viene de jugar una semifinal europea. El posesivo en este caso es literal; el equipo ‘es’ de Riquelme. El juego, las ideas, hasta las esperanzas del Villarreal pasan por él, absolutamente. Casi lo mismo ocurrió con la selección argentina durante el Mundial. Es verdad que Argentina tuvo un juego discontinuo, pero también lo es que perdió en octavos, contra el anfitrión y en la tanda de penaltis, después de un par de Mundiales donde no había pasado de la primera ronda. El líder intelectual de ese progreso fue Román.

Más allá del análisis queda la felicidad de ver a un gran futbolista. Lento o rápido, abúlico o inspirado, Riquelme siempre justifica su presencia porque encarna lo más genuino del fútbol: la idea de juego. No hace mucho dijo Jorge Valdano: “Riquelme es un jugador raro en los tiempos que corren. Le interesa más el juego que el gol”. Es cierto. Ante todo le gusta jugar y hacer jugar, guardar la pelota bajo la suela, acariciarla, mostrarla, esconderla, meter un cambio de frente o un pase de ángulo imposible. Son actividades sedentarias porque para realizarlas es necesario dominar el arte, como los toreros. Nunca nadie vio a un buen torero corriendo.

El fútbol argentino

El fútbol argentino

 

River le ganó 3-1 a Boca Juniors anoche. Les rompieron tres veces el orto a los bosteros.

En la web oficial de los Millonarios lo festejan con una serie de afiches del que rescato éste...

Jonny vuelve para frenar la maldición de Wilkinson

Jonny vuelve para frenar la maldición de Wilkinson

Un jefe de la sección Más Deporte de AS aficionado al rugby es lo más cerca que ha estado este juego del main stream deportivo nacional. Pero hemos colado ahí a Fermín y, mientras reaccionan, el chico sigue dándole alegres páginas dobles de apertura a este "juego de villanos practicado por caballeros". La última, este buen reportaje acerca del regreso de Wilkinson a la acción después de casi tres años. Las frases bonitas acerca del rugby están muy bien, y puede que tengan algo de verdad. Cierto que el rugby posee una nobleza que dignifica un juego por otro lado refractario a cualquier redención, pero cuando uno se pone la camiseta y entra en ese fragor incomprensible de golpes, se da cuenta de que hay tipos (muchos tipos, y generalmente muy grandes) que nunca han oído esa frase o no la han entendido o, aún peor, la han entendido pero no quieren saber nada. Lo sabes porque están en tu propio equipo y entrenan a tu lado todas las semanas. Es más... a veces son los que dirigen desde la banda. El silogismo sale fácilmente y se razona en cada agrupamiento: si están en tu equipo (y en tu vestuario), están en el de enfrente. Encontrárselos sólo es cuestión de tiempo. Como los novios desconocidos de nuestras amigas, siempre acaban por aparecer. Mientras, leemos a Fermín. 

Jonny vuelve para frenar la maldición de Wilkinson 

Desde que no juega él, su selección no ha ganado nada. Ha encadenado nueve lesiones seguidas

Los Yankees lo bautizaron como Come Back Kid. El niño que siempre vuelve. Su niño era George Herman Ruth, Babe Ruth, el mejor jugador de béisbol de todos los tiempos. El Bambino llegó al Yankee Stadium con 26 años y una sospechosa barriguita, mientras condenaba a los Red Sox de Boston a décadas de fracaso: ‘la maldición de Babe Ruth’. No volvieron a ganar las World Series hasta 2004. Los Yankees lograron el título en 1921, pero 1922 fue un annus horribilis. El alcohol atenazó a Ruth y el triunfo se mudó al norte de Manhanttan, con los Giants.

La temporada del 23 arrancó fuerte: Yankees-Red Sox en el viejo estadio del Bronx. 65.000 personas en la grada y Babe Ruth en el banquillo. Cuando saltó al diamante, el locutor no tuvo piedad: “Toca batear a Babe Ruth. It’s over (Está acabado)”. Ruth descosió la bola en su primer batazo logrando el home run más famoso de la historia. Fue el Come Back Kid. El mejor Babe regresó y siguió en los Yankees hasta alternar con Joe Di Maggio, su sucesor. Allá por 1934.

Inglaterra sueña en estos días con su particular Come Back Kid. Su protagonista es Jonathan Peter Wilkinson, Jonny, que lleva tres años escuchando como le repiten el funesto estribillo: ‘It’s over’. Pateó el drop que otorgó a Inglaterra su primer y único título mundial de rugby. A decir verdad, el único que reposa en las vitrinas del Hemisferio Norte.

Telstra Stadium de Sydney. 82.957 espectadores. Wilkinson recibe el balón de Dawson y logra el drop más famoso de la historia con su pierna mala. Mientras, Mom Wilkinson compra verdura en el mercado. Lo que pocos saben es que Wilko jugó el Mundial con problemas cervicales. La vértebra C5 oprimía un nervio que maltrataba a Jonny. Tras el Mundial entró en quirófano. Y no salió de él. Desde aquel 22 de noviembre de 2003, ha encadenado nueve lesiones: Rodilla, cuello, roturas musculares... Hasta una inoportuna apendicitis.

Ahora el apertura ve la luz al final del túnel. El de Frimley ha sido convocado por su seleccionador para los amistosos de otoño. Desde que Wilko dejó la selección, Inglaterra no ha ganado nada. Parece acabada. ‘It’s over’. En Boston ‘la maldición de Babe Ruth’ castigó a los Red Sox durante 84 años. En Buckingham Palace no quieren que ‘la maldición de Wilkinson’ dure un día más. Esperan otro Come Back Kid. El niño que siempre vuelve: Jonny.

Foto: la patada voladora de Wilco que se cargó el vals de Matilda en el Mundial australiano de 2003.

El rugby: hipótesis de futuro

El rugby: hipótesis de futuro

Fermín de la Calle publicó la semana pasada en AS dos páginas de fervorosas hipótesis acerca del futuro del rugby en España donde, dicen, este deporte crece con la velocidad de una brizna de hierba. AS atiende bien el querido rugby, al que yo le debo tanto y que no cuido lo que debiera en Somniloquios. Borges conjeturaba que el arabismo del Corán está demostrado en que en sus páginas no se nombra a un solo camello. Tan connatural es el animal a la vida diaria que no parece necesario hacerlo presente. A mí me ocurre algo parecido con el rugby. Por eso traigo a Otras voces... esta noticia y artículo de opinión de Fermín, hombre de prosapia ovalada. La foto pertenece a una melé entre sombras del Seminario de Tarazona frente al Fénix: el primer rojo de izquierda a derecha, que aparece semitapado y en inconclusa posición de empuje, es el hombre que a veces habla en sueños.

------------------

El rugby quiere reclutar al Madrid y el Barça 

El Real Madrid dispuso de una sección de rugby en los años 20 en la que había futbolistas reconvertidos como Eulogio Aranguren. Ahora, el clásico futbolístico puede extrapolarse al rugby. Las gestiones pintan muy bien.

El primer Real Madrid-Barcelona del rugby español está cada vez más cerca de convertirse en una realidad. El Barça, que contaba con un equipo en la Primera Nacional grupo C, ha llegado a un acuerdo con el USAP Barcelona, según confirmaron a AS fuentes federativas, para que el equipo del Universitari lleve el nombre del FCB Barcelona y los colores azulgrana. Los contactos que se han venido produciendo en los últimos tiempos entre la directiva culé y la del BUC han llegado a buen puerto, lo que permitirá el estreno del equipo azulgrana en la División de Honor del rugby español.

El caso del Real Madrid es diferente. El club de Concha Espina ya dispuso de una sección de rugby en los años 20, que la nueva directiva ha querido recuperar ahora. Todo ha partido de una oferta por parte del alcalde de la localidad madrileña de Boadilla, Arturo González Panero, miembro del Partido Popular. El edil contactó con el vicepresidente de la entidad blanca Juan Mendoza, aficionado confeso al rugby, que recibió la noticia con entusiasmo. La predisposición del club que preside Ramón Calderón es óptima y las gestiones avanzan favorablemente. El club que asimilaría el nombre y la equipación blanca sería el CRC Madrid Noroeste, heredero del Canoe, que la pasada temporada volvió a la División de Honor. El CRC Madrid Noroeste había sido descendido por el Comité de Competición de la FER, debido a unos problemas con las fichas en sus categorías inferiores.

El Madrid había mostrado públicamente su intención de activar sus secciones de fútbol-sala y fútbol femenino. Y esta oportunidad brindada desde la directiva del Madrid Noroeste por boca del alcalde de Boadilla ha sido bien recibida por Mendoza, que ve en ella una forma de respaldar el rugby dando un empujón mediático con el desembarco blanco. Hay precedentes favorables como el del Newcastle de Jonhy Wilkinson, ganador de la Liga inglesa y de la Heineken Cup (Champions del rugby). O el desembarco de Berlusconi en el rugby transalpino con el fichaje de los mitos David Campese y John Kirwan.

Juan Mendoza sabe que el rugby es un deporte en alza que ha disparado su popularidad tras la disputa del Mundial de Australia, en el que Inglaterra se hizo con el título, y que el año que viene se disputará en Francia una nueva edición de la Copa del Mundo. El bajo coste del mantenimiento de una sección de este tipo y el prestigio de este deporte hace pensar que el acuerdo se producirá en las próximas semanas. Si ocurre, apunten una fecha: 21 de enero de 2007. Jornada 8ª: CRC Madrid-USAP. Quizás, el primer Real Madrid-Barcelona del rugby español.

 

Entre las aulas y la barra del 'Cantábrico' 

El rugby es un deporte que nació en los patios de las Universidades y se fraguó en las barras de los bares. Un estudiante de veterinaria, de nombre Baldiri Adeu Torres, llevó el rugby a Sant Boi de Llobregat, donde mucho antes de que naciera Pau Gasol nació la UE Santboiana. Corría 1921. Unos años después, septiembre de 1939, en Valladolid, Pepe Hurtado (tío-abuelo de servidor de ustedes) entró en las dependencias del SEU y pidió "un balón oval y ropa para dos quinces". Meses más tarde, en la barra del 'Cantábrico' (calle Santiago esquina Plaza Mayor), Hurtado, apodado El Bufanda, junto al ingeniero Ángel Audibert y el inolvidable Pepe Rojo, El Topo, consiguieron completar el primer quince del rugby vallisoletano.

Luego recogió el testigo el Padre Bernés, cura francés profesor de El Salvador, que llevó el rugby al patio del colegio cosechando éxitos en categorías inferiores. Bernés, con la ayuda de los Enciso, saga que hoy perpetúa el capitán de la Selección, Alvar, levantaron los cimientos del actual Cetransa con la ayuda de los hermanos Berdugo, entre otros. Los chamizos encontraron una dura pugna en los queseros, del colegio Lourdes. Hoy, Cetransa El Salvador y Quesos Entrepinares VRAC mantienen esa sana rivalidad.

En Madrid, la mejor correa de transmisión para difundir el rugby fue la Universidad. Arquitectura arrancó en el año 31, pero no fue hasta su segunda etapa, a partir de los 70, cuando cosechó más éxitos. Otros colegios como Canoe, Cisneros o Liceo Francés protagonizaron las primeras páginas del rugby madrileño. En Andalucía despuntaron Monte Ciencias y la cantera del San Jerónimo. Y en el País Vasco el Guetxo abrió una senda que ha seguido el Bera-Bera. Ahora el fútbol amaga con aterrizar en un deporte que nació en las aulas de la Universidad y se consolidó en las barras de los bares.