Tengo en la pantalla a Angels Barceló que en estos momentos mastica con saña un buen pedazo de Jaume Figueras, su compañero de mesa, al que lleva unos años devorándose vivo durante el programa de los Oscars. Antes, con Ana García Siñeriz, Jaume ocupaba un buen pedazo de pantalla, pero ahora como que no le da tiempo o bien no cabe; como si hubieran estrechado los encuadres y ahí sólo cupiera Angels, la del fútbol y los secuestros en Brasil. Esta mujer sí que camina profesionalmente sobre una alfombra roja. Ejem. Estoooo… que van a empezar los Oscars y eso. Que llueve en Los Angeles pero no se nota nada. Y que cada medio minuto aparece Anton Chigurh / Javier Bardem en pantalla en alguna escena, que ya no sé si no se lo dan qué va a pasar aquí. Pero yo creo que se lo dan… todos creemos que se lo dan. Y la verdad, se lo merece. Bardem, el insoportable, está inmenso en No Es País Para Viejos.
Yo lo veo sin sonido. Últimamente tiendo a ver sin sonido casi todo, incluido el fútbol. El motivo parecerá extraño, pero es que no entiendo que nadie me cuente lo que estoy viendo si tengo los datos suficientes como para verlo yo solo. Debo de estar volviéndome loco. Para un momento que he subido el volumen, cuando ha salido Bardem con la morena de la televisión americana en la entrevista previa a la ceremonia, va y le pregunta por el peinado de la película. Así que corriendo la he bajado. Somniloquios transmite en riguroso directo, amigos. Hasta que apriete el sueño. ¡Acaba de aparecer Mickey Rooney! No, el delantero del Manchester United no. Mickey, el actor, aquél de la cara de niño, ese pequeñajo de la seta redonda sobre los hombros. El que se casó ocho veces, una de ellas con Ava Gardner, aunque todos sabemos que la ciencia negó hace siglos esa posibilidad. Ese. La alfombra roja es como los estudios de TVE, que de pronto aparece gente que no veías desde hacía 44 años y dices: “¡Hostias, aún anda ésta por ahí!”. Por ejemplo, Elena Sánchez, que rebrotó en pantalla en cuanto entró el gobernador ZP. Pues los Oscars son igual. Ahora, por ejemplo, el pavo del pelo caoba de la ABC –tipo Trevor Brookman el de los Simpsons- entrevista a una abuelita de amarillo y cabello plateado, que sonríe dentífrica y ancianamente. Diría que entre los dos no bajan de los 230 años…
Los habitantes de Hollywood se van sentando en sus butacas. Es una especie de reunión de vecinos con premios y borrachera posterior, a todo lujo. La alfombra ha estado sosota. Sí, Cameron Díaz y George Clooney, pero no sé, poca cosa. Laura Linney, que me va mucho en sus papeles; la mujer de Ben Affleck en su condición indudable de mujer de Ben Affleck; Casey Affleck y acompañante (que aprovechaba la inclinación de la entrevistadora del Plus para mirarle la curva de las posaderas y calcular cuánto le tiraba la sisa del vestido, sin ningún disimulo), la inevitable Penélope siempre deshaciendo el ovillo… Daniel Day Lewis porta dos aretes dorados, uno por oreja, y a una dama pelirroja como una calabaza. Soy mucho de Daniel Day Lewis, digámoslo, pero no me lo creo tan exagerado en Pozos de Ambición. Y a la película le sobra frialdad y le falta algo de conflicto externo a la ambición obsesiva del personaje, un antagonista que eleve nuestra implicación en el pozo de mierda concéntrico que es el magnate del petróleo al que encarna Daniel Day Lewis. Artísticamente grande, la película me parece descompensada. Y con un desenlace muy mal resuelto, sin encontrar el tono preciso. En cuestión de locos egocéntricos despiadados, me quedo con El Aviador de Leo di Caprio en la película de Scorsese. Por nombrar uno cercano. Y si nombramos al lejano o paradigmático, a la cumbre, está clara: Ciudadano Kane.
Bueno, que empieza la cosa. Aguanto hasta que llegue el sueño. Lo demás lo leéis donde siempre. De momento me lo he puesto en inglés… Notable que no hay nadie haciéndole de intérprete a Angels en la televisión americana, no me lo puedo creer. Sin embargo, su voz se cuela en la versión americana, también. Qué mujer, dios mío, qué pedazo de mujer. Traspasa los muros. Bardem está sentado a la izquierda del padre, Jack Nicholson, y delante del padrino, Tommy Lee Jones, y un poco más atrás están los Coen. Gasol no juega esta noche pero Jack lleva los mismos anteojos oscuros de siempre en el Staples Centre. Ellen Page, la niña de Juno, acaba de cumplir años y ha dicho que se iba a tomar “un par de copas”. Hay que vigilar a esa niña… Juno me ha parecido simpática y poco más; un cruce diferido entre Café Irlandés y Beautiful Girls, y muy lejos de las dos. Simpática, eso es todo. Es como cuando se le dice a la novia que está muy graciosa. O está guapa o no está guapa, pero graciosa no puede estar. Es un eufemismo cruel. Anotadlo. Graciosa. Juno me gusta, pero vamos a hablar de películas en serio, si es que hablamos de Oscars. Buena frase del presentador Jon Stewart sobre Barack Obama: “Todas las veces que hemos visto a un presidente americano negro ha sido porque un meteorito gigante estaba a punto de derribar la Estatua de la Libertad”.
Alexandra Byrne, la diseñadora de vestuario de Elizabeht, the Golden Age, se lleva el primero de la noche. Enfocan a Cate Blanchett… coleccionista de nominaciones, y no es extraño porque la señorita Byrne parece una mezcla desafortunada entre Betty Boop y Paquita Ors, con unas gafas robadas a Isabel Coixet. A Angels se le ha movido un poco la cortina de la melena y le asoma por el parietal derecho una oreja muy desabrochada. Entra George Clooney al escenario. Jesús cómo me gusta este hombre. Yo voy siempre con Clooney, nuestro Cary Grant de estos días: presenta un montaje de los 80 años de Oscars en la pantalla del escenario. Gran frase de un presentador que cito para ustedes: “Veo muchas caras nuevas por aquí… especialmente entre las caras más viejas”. Estupendo clip de las clásicas y recientes glorias. Para montar algo así no hace falta ir a Harvard, desde luego. Incluye a John Wayne en sus últimos días, reducido a la mitad por el cáncer que estaba a punto de acabarlo: su hija cuenta en cierto documental que se puso como ropa interior un traje de neopreno, para rellenar el chaqué. Todos pensaron que caería largo. El Duque era ya todo retroceso de pellejo y un organismo en huida. Pero tenía un par de huevos. Hablando de comida: Oscar para Ratatouille. Yo desde que vi el tráiler, una rata en una cocina, me cambié la sortija de mano, como mi madre, para acordarme de no ir a verla. Y no me acordé. La rubia de Anatomía de Grey entrega no sé qué Oscar a La Vie en Rose. Lloriquea una morena muy porcelanosa en las butacas. Pondera Angels: “Por segundo año consecutivo el Oscar de Maquillaje viaja de Estados Unidos a Europa… y eso es una gran noticia”. Toma ahí perspectiva periodística y toque a los putos yanquis. Que no se crean que van a ganar todo esos mongoles. ¡Vamos Europa, hostias! Enhorabuena a los premiados.
Son las 3:00, amigos. Somniloquios transmitiendo en riguroso directo, aunque lo vais a leer con un diferido de seguridad de varias horas por si en un momento dado me rasco un huevo o algo. Para que dé tiempo a montarlo y eso; desde que Janet se sacó una teta en la Superbowl, los americanos toman todo tipo de precauciones. Canción nominada. Hora de cerveza. Mierda, no hay… ¿Un bitter sin? Pssscccchhh…Efectos especiales. Y justo al Plus se le descoyunta el sonido, las voces se redoblan a sí mismas y se montan unas sobre otras. ¡Y ninguna es la de Angels, mecachis! La Bruja Dorada se impone a Piratas del Caribe XV y a Transformers. Estando Nicole Kidman, otra ganadora nata, no había duda. Oscar a la Dirección Artística para un matrimonio italiano my desigual (rubia estirada ella, calvorota él) por Sweeney Todd. Y ahora le toca a Bardem… creo.
Ojo que si no se lo dan cortan la emisión. La escenita de la moneda, otra vez, en las presentaciones. Ya es un clásico. Ojo a Tom Wilkinson, pero vamos, que gana Bardem. Creo yo. Espera. Quieto ahí. Tate. Ahí van. Tres, dos, uno: ¡Bardem! Angels no se podía perder un momento histórico, claro que no. Ay esa orejilla otra vez asomando… Bardem habla muy rápido en inglés y luego en español se lo dedica a su madre, a sus abuelos, a los cómicos de España y a la dignidad del oficio. Y se marcha. Y menos mal porque en un momento ese chico salta al mitin o arma una bicifestación y no hay modo de detenerlo. Los Coen le escribieron un papel demoledor y él lo ha reventado de músculo interpretativo. Yo la vi en versión original y su simulación del acento del sur de Texas es portentosa. A mí este tipo –y todo el ambiente de la película- sí que me da miedo. Y no El Orfanato o esa de REC. No es País Para Viejos es el penúltimo western sin ser un western, pero es el western moderno. Una película que yo no diría tal vez la mejor de los hermanos, pero le pega al palo. Descarnada, brutal, negra, tremenda como una frontera, donde los límites suponen apenas una convención.
Me estoy empezando a aburrir. Ahora viene el dilema interior, hermanos, cuando tiro por la ventana todo el trabajo hecho hasta ahora y me largo a dormir. Dejo esta crónica a medias e incumplo el compromiso conmigo mismo. Es lo que pasa con estas cosas: como nadie obliga, nada obliga. Cuántas veces, durante una lifara antes de ir al campo en algún partido del Zaragoza fuera de casa, hemos pensado: “Ojalá ahora mismo suspendieran el partido y nos pudiéramos ir a dormir la siesta toda la tarde al hotel, dormir a pierna suelta, con pérdida grave de conciencia y masa encefálica por babeo”. Pero nunca lo suspendían. Y si lo suspendían, había que contar que lo suspendían. Pero Somniloquios es mío, así que hago lo que quiero. Voy a hacer una ronda a ver qué hay por ahí en los otros canales. Espera… Actriz Secundaria. No puedo contextualizar mucho porque no he visto ninguna. Ni pena, oye. Por mí que gane Bob Dylan. O sea, Cate Blanchett. A veeer: Tilda Swinton por Michael Clayton. O Michael Clayton por Tilda Swinton. Yo qué sé. Tiene pinta de holandesa, de no haberse maquillado y de que el vestido se le cayó encima en lugar de ponérselo. Pero después de ver a las chicas de los Goya, la verdad, está elegantísima. Ah, mira, es escocesa. La que salía en Narnia. Aaahhh, jate que me sonaba su cara… ¡Hostias, espera que le han dado otro a Bardem! Ah no, para, que es la repetición. Los highlights de Angels eran.
Señores, acaba de salir una morocha a presentar un premio que no sé quién es ni qué espera de la vida, pero está como un cañón de artillería. ¡Servicio de documentación, Juan María Alfarooooooo! Pipipipipipipipipipipipi… Pero si era Jessica Alba, amigos: bien embarazada y con un escote espumillón palabra de honor. No se le veían las ballenas, como a Natalia Verbeke en los Goya. Las ballenas son el forro interior de las copas del vestido, cerdos. Mal pensados. Jess me ha levantado la moral y os doy media horita más de crónica. Pero ahora que he recopilado información me siento sucio: espera gemelos. En fin. Oscar por el Guión Adaptado para los Coen: formidable. Ya he dicho que la película es un prodigio de escritura que ha trasladado y potenciado una novela vigorosa como siempre de Cormack McCarthy, del que no he leído nada. De esta novela, apenas unas líneas, lo que ya me confiere autoridad moral de sobra para juzgarla como una gran adaptación. Leída la primera escena en el libro y vista en la película, me quedo con la película. Me queda un poco de bitter sin después de tirarlo por el suelo. Me lo acabo. Otra canción nominada: voy a hacerme sesenta flexiones.
Las 4:01, chicos. El Zaragoza entrena mañana a las diez y media (hoy para el lector), con ese 5-0 y esa alegría, y yo aquí con el Oscar al Mejor Montaje de Sonido, como si tuviera 15 años. Os cuento que premian a El Ultimátum de Bourne. Joder, ¿competía en este año? Un poco más y se lo dan a Titanic, ¿no? La ceremonia va ligerita. Ahora, la Mejor Mezcla de Sonido. Si queréis saber la diferencia entre el montaje de sonido y la mezcla de sonido, llamáis a Pumares, chatos. Mira, también compite Bardem. Y Ratatouille. Y Transformers, que no te creas que no cunde y aún no ha rascado una. A ver: El Ultimátum de Bourne gana también éste, claro. Es que era el mismo, en el fondo. En fin. Lo que os decía de la mezcla y el montaje. Si es que el sentido común es el sentido común. ¿Sí o no?
Recuperamos tono con la Mejor Actriz. Están nominadas Penélope, que sigue esperando el suyo desde el año pasado y sólo se ha movido del asiento para cambiar de novio y agarrar a otro camino del éxito, y cuatro o cinco pelanas más. Os las nombro a título informativo pero vamos, que la más elegante es Penélope de lejos: compiten Cate Blanchett (yet again), Julie Christie, no sé quien disfrazada de Edith Piaf, la estupenda Laura Linney (ahí pongo yo mi ficha, ojito) y Ellen Page, alias Juno. Lo va a decir Forest Whitaker… Jódete: Edith Piaf. O sea, Marion Cotillard, que acabo de leerlo en el rótulo. Terrible tener que oír a una francesa hablando inglés. Ahí está la chica, al borde del colapso emocional. Al menos no es tan estirada como Juliet Binoche. Oye, y que no está nada mal, eh, ahora que la miro, tampoco os vayáis a creer. Es decir, la película en Somniloquios no vamos a ir a verla porque en Somniloquios no somos mucho del tema del biopic, pero eso: Marion Cotillard. Bien amueblada. Acordáos del nombre, por si algún día tenéis un blog.
En la TVE, mientras, están con el informativo 24 Horas, que como mucho puedes verlo 24 segundos antes de que se repita una información. Raúl Castro, con sus gafas de 24 quilates, arengando a la Asamblea Nacional de Cuba y hablando muy bien de su hermano mayor, Fidel. Cómo no. Ahora vienen los goles. El dientes está que se sale otra vez y en Madrid hay cagazo. El gol de Uche ha sido de circo. La chica que da los goles tiene los ojos muy grises. Debe de ser por la hora. Ahora, en rápido compacto, todos los tantos de la jornada… Me vuelvo al Kodak Theatre que lo de Luis Fabiano ya me lo sé, chico.
Tras un impás, aquí seguimos. El Ultimátum de Bourne suma otro, el del Mejor Montaje. Tres de tres. Como la serie me gusta tantísimo, son pequeñas alegrías colaterales en una noche más bien descafeinada, te digo. Ya no sé cómo aguanto, pero aún estoy en mis horarios habituales, por otro lado siempre desbaratados. Como nota de color os diré que Figueras ha recuperado terreno con respecto a Angels y su blusa hippie de pedrería en el escote. La camisa color vino de Jaume hace lo que puede. Ahora mismo se están largando una conversación mano a mano que me he perdido, pero presenta el próximo, el de la Mejor Película Extranjera, nada menos que Pe, y ahí doy el respingo porque la Cruz es siempre rabiosa actualidad. Pe presenta rápido y sin florituras, con un inglés muy hispano, y se lo entrega a The Counterfeiters, de Austria. Yo se lo hubiera dado otra vez a La Vida de los Otros, oye. Penélope escolta el discurso y una azafata de piel olivácea escolta a Penélope. Le saca cuello y medio y un par de cabezas, a pesar de que Penélope se ha subido el frente del peinado como si se hubiera metido un transportador bajo el flequillo. La verdad, pobre Pe: en California no es azafata cualquiera. La morena está para jugar al waterpolo con ella y vaciar la piscina a barrigazos.
Ha salido John Travolta, que casi se come el atril. Después de Colin Farrell, es el segundo que resbala ahí y el chaval de la mopa sin ocuparse del asunto. Ya verás cómo al final salimos en los papeles. Travolta ha ingresado ya en ese periodo de los actores/actrices en el que uno no sabría decir si tienen 42 años u 86. Luego, repentinamente, aparecen envejecidos y a continuación se mueren. Más o menos, por resumir. La línea del cabello de Danny Tzuko está en franco retroceso y la cara es como si no fuera suya, como si le hubieran esculpido una nueva en cera y la llevase encima de la real. Le han dado el Oscar a la mejor canción a una de Encantada. Pues encantados.
Según mis cálculos, ahora viene lo bueno. Son las 4:56 de la mañana. Lo bueno serían el Guión Original, el Mejor Actor, el Mejor Director y la Mejor Película. Lo demás ya no interesa mucho. La Banda Sonora, el Corto Documental y qué sé yo. ¿Sabéis qué? Que me voy a la cama. Que yo si no están nominados Scorsese, Woody Allen o Clint Eastwood casi me da igual. Los Coen me caen muy bien, me han divertido mucho, pero… Eso sí, espero que ganen porque su película es la mejor. Tengo la duda por Tommy Lee Jones, que está entre esos tipos a los que quiero ver ganar. Pero como creo que no lo voy a ver ganar, en cuanto termine Cameron Díaz lo que tiene entre manos, me largo. Pozos de Ambición se lleva el primero, a la Cinematografía. ¿Qué es la cinematografía? Y qué sé yo. Yo estoy pensando en lo mío: en que Cameron Díaz sí hubiera derrotado a la azafata del waterpolo. Ahora rezo tres avemarías por ella.
Señores, ha sido un placer. Como diría John Wayne: So long!
[Pd: la cinematografía es lo que nosotros llamamos la fotografía. Es decir... eso. La fotografía].