Ser punk a los 50 (y no parecerlo)
Quien haya visto 24 Hour Party People, la estupenda y emocionante película (claro... emocionante si a uno le emociona Love will tear us apart, de Joy Division) recordará la escena en la que se recrea el primer concierto de los Sex Pistols fuera de Londres, en el Lesser Free Trade Hall de Manchester. Es junio de 1976. Pete Shelley y Howard Devoto, creadores de los Buzzcocks e impulsores de ese concierto, están entre el público. Ya han sido teloneros de de los Pistols antes. También asiste Steve Diggle, al que incorporarían a su grupo como bajista. También Bernard Sumner y Peter Hook, dos de los miembros fundacionales de Joy Division. Tras el suicidio de su inspirador cantante, Ian Curtis, serían New Order (el paso de oruga a crisálida más espectacular que pueda recordarse. La frase con la que John Peel anunció por la radio la muerte de Curtis evoca el espíritu de aquellos días: “Bad news lads... “. Malas noticias, chicos. El epiléptico genio se había colgado del techo). Volvamos a aquel concierto de Manchester. También estaba Tony Wilson, el presentador de Granada TV. Con Rob Gretton y Martin Hannett, crearía Factory Records y el club The Haçienda: vivero de un sinfín de grupos, catedral del Madchester feliz de los ochenta, lugar de nacimiento del clubbing. Wilson describió aquella tarde de guitarras desbocadas como “algo próximo a una epifanía”. La explosión del No Future de los Pistols fue un Big Bang que reventó en múltiples direcciones, hasta inventar todas las formas de la música popular que ha llegado hasta nuestros días. Algunas, muy devotas de la original. Eso que ahora se llama power pop o post punk. O sea, que sí había futuro.
Hoy llega el producto original. Esta noche los Buzzcocks tocan en La Casa del Loco. Es lo más cerca que uno puede estar ahora mismo de todo aquello, exceptuando la gira Marky Ramone and Friends que ha formado el brother menos autorizado de los Ramone (al resto se los llevó en cuatro días un rayo como un guitarrazo). Buzzcocks son los supervivientes de la trinidad nada santa del punk británico: Sex Pistols, The Clash y ellos. Rotten y los suyos querían acabar con todo y empezaron por acabar rapidito consigo mismos, como en una canción de tres minutos. The Clash se sacaron el traje del nihilismo para crecer en una conciencia política culminada en Sandinista! Buzzcocks eran tal vez el punk hecho con los temas del pop: por qué no las chicas, por qué no el amor (y sobre todo el desamor). De los primeros días sin tregua permanecen Shelley, frontman y guitarrista, y Diggle. Howard Devoto se largó pronto para formar Magazine. Como todo sucedía rápido, todos se separaron en 1981. Luego volvieron. Devoto no. Se quedó ahí, en la leyenda y las biografías.
Buzzcocks han publicado este año Flatpack Philosophy, pero en los conciertos revisitan sus días de pollas zumbadoras, adictos al orgasmo, coches rápidos, mentiras de amor y el alguna vez te has enamorado de alguien (de quien no deberías enamorarte)? Ahora que uno puede escuchar London Calling por el hilo musical mientras compra un jersey en Zara, merece la pena enfrentarse a esta agitación anacrónica. "Siempre me ha parecido que, después de nuestro primer disco, alguien nos ha regalado todo este tiempo", ha dicho Pete Shelley últimamente. No vamos a ver qué queda de los Buzzcocks, no, eso sería demasiado hipócrita. En realidad vamos a ver qué queda de nosotros mismos.Foto: Arriba los Buzzcocks originales (¿quién inventó las crestas coloreadas?) en su primer LP. Abajo, lo que queda del día...
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