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Somniloquios

Perro millonario

Perro millonario


Y sí, ha pasado un año y aquí estamos de vuelta con los Oscars. Puede que seamos los mismos pero eso nunca se sabe. Sin ir más lejos, por ejemplo Jaume Figueras ha desaparecido de la mesa de comentaristas en la que reina esa mujer nacida para arrollar y contarlo, Angels Barceló, que se hace acompañar esta vez de dos muchachos a los que no tengo el gusto, pero ya me enteraré quién son antes de que se los devore la dama. La verdad es que no los veo haciéndole frente a Angels sino tocando las maracas, un poco como los dos morenos que acompañaban por la playa a la crepuscular Ava Gardner de La Noche de la Iguana. En fin, que la noche de los Oscars va, ya está en el tema. Los Oscars, la alfombra roja y Penélope Cruz, todo en uno. El hombre somniloquio no está muy fino ni del humor preciso para afrontar lo que viene, advertido queda: a ver si nos centramos porque me da a mí que ésta no va a ser la noche, pero en fin... Ahí vamos. Presenta Hugh Jackman, el australiano de Australia. No es primo de Gene Hackman ni de Larry Haghman, pero podría. Hackman es socarrón; Haghman era un cabrón y Jackman es un pibón: alto, guapo y bien plantado, trabajador y sobre todo muy limpio, no hay más que verlo. Se cepilla los dientes no menos de tres veces al día, no hace pelotillas en público y ya querrían muchos llevar la cara como él lleva el culo. Dicho sea esto sin señalar porque acaban de poner en pantalla a Mickey Rourke, al que se le ha muerto uno de los perros que lo sacó del infierno ("Mis perros me salvaron", se le oyó decir), y digo yo que ese perro había de llamarse Cerbero, porque no podía ser sino el guardián del averno de Dante. Lo han entrevistado en la alfombra roja (a Mickey, no a su perro) y el estirado periodista (que se parecía a Franz Beckenbauer, pero con el pelo caoba y una pluma más larga que la del indio Black and Decker) le ha jurado que todos estaríamos pensando esta noche en Loki, que así se llamaba el bicho. Cualquiera pensará que para sacar a Mickey del infierno bien haría falta un pit-bull de dos metros de envergadura o Kim Basinger con un plato de fresas con nata, pero el animal en cuestión era un chihuahua, ojo al dato. Y un chihuahua viejete mal pelo. Qué escenas tan inconvenientes seríamos capaces de imaginar entre el infortunado Loki y el terrible Mickey... En fin, pasemos a otra cosa.

Jackman ha triunfado en la primera parte de la presentación con un número de inspiración musical clásica, veta que la ceremonia va a explotar mucho este año. Eso y el humor fino, por lo que se ve, ya que han salido Tina Fey (la Sarah Palin del Saturday Night Live y la serie esa que tampoco he visto nunca, sí, sí, esa con Alec Baldwin...) y Steve Martin. Han hilado un par de chistes muy en su línea, sin cambiar la cara, y por el mismo precio le han dado el Oscar al Mejor Guión Adaptado a Milk (puaj), y el Mejor Guión Original a Slumdog Millionaire, que ya os avisé que iba a llevarse hasta los abrigos del guardarropa en esta gala. ¿Os lo avisé o no os lo avisé? Espera, igual sólo lo pensé. Bueno, es lo mismo. La ceremonia avanza a buen ritmo y yo ando retrasado. Han salido Jennifer Aniston y Jack Black (que rima con Black Jack y Rat Pack) y andan repartiendo premios entre los dibujos animados. Wall-E y tal. Esta pareja es aún peor que la de Loki y Mickey. Jack Black y Jen Anniston: que no, joder, que no. Que hay que esmerarse un poco más a la hora de juntar a la gente...

Llegados a este punto, hay que decir que, efectivamente, la señorita Penélope Cruz se ha llevado el Oscar de marras. Como diría Pumares, ahora ya se le puede considerar oficialmente guapa y buena actriz. Era el primero y no lo he podido dar en directo; no sé si queréis que insistamos en el tema o no. Yo se lo hubiera dado a Marisa Tomei por sus strip-tease en The Wrestler (compárese vía YouTube con el de Pe en Chromophobia y señalen las ocho diferencias) y porque no se me ocurre ninguna posibilidad mejor. Las otras nominadas es que casi ni tienen tiempo de competir: Amy Adams en La Duda pues sí, está bien de monja floja y sosa, pero no alcanza para tanto; Viola Davis levanta el vuelo en la misma película, pero sale tan poco que, en fin, no da tiempo a armarle una coartada con la que enfrentarla a Raimunda. Algo parecido ocurre con Taraji P. Henson en El Curioso Caso de Benjamin Button, esa película tan bonita tan bonita que molesta de bonita que es. Como no había rival, porque lo de Marisa tampoco es para romperse la camisa (pareado), pues se lo lleva Penélope. Qué os voy a decir que no sepáis. Se lo ha entregado un combo de cinco premiadas anteriores, con Tilda Swinton, Angelica Huston y otras actrices no acabadas en Nton. Entre ellas Goldie Hawn, recién levantada siempre de la cama tras una mala noche, a la vista de su peinado. Naturalmente, Pe ha nombrado a Pedroooooo Almodóvar, a Trueba, a Bigas Luna, a Alcobendas y a "toda la gente en España que considere suyo este premio". Que no sé yo si los hay, porque foro donde me meto, foro donde están despedazando a esta muchacha acusándola de todo y nada. Pero bueno, que oye, como diría Angels Barceló, "ya tenemos otro Oscar", aunque ese plural mayestático me da a mí temor y no sé bien a quién se refiere, si a los españoles, a los amigos de Penélope, a los oyentes de la Ser o a los tres de la mesa, que todo puede ser. La gente salta y festeja en una sala madrileña donde se han reunido para tal ocasión. Y digo que yo sólo se me ocurre una perversión equiparable a ésta, que consiste en reunirse para ver si Rosa ganaba Eurovisión con el Celebration aquél. Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

A las 3:17 de la madrugada, hora local en mi casa, El Curioso Caso de Benjamin Button (película en la que a ninguno de los personajes le parece suficientemente curioso el caso, porque todos se comportan como si fuera de lo más normal), decía que Button se acaba de apuntar su primer Oscar: la Dirección Artística, que es un concepto así como muy de manual. La Dirección Artística. El que no sepa de qué va, puede acudir a Google, donde está todo lo necesario y mucho más de lo innecesario. Aquí tenemos suficiente con mantenernos despiertos, vive dios. ¿Esta gente no piensa hacer descansos? Se ve que, por ahora, no... Ha debido haber alguno pero se me ha pasado. Anda Sarah Jessica Parker del brazo de Daniel Craig por el escenario, presentando el premio al vestuario (cómo no, claro) para The Duchess, y menos mal que los han puesto juntos porque estos dos son personas que, de pie uno encima del otro, alcanzan a duras penas el metro ochentaicinco... Carrie Bradshaw lleva un vestido muy vaporoso y Craig va disfrazado de Bond. El mismo traje, la misma cara de amenaza e idéntica nerviosa inmovilidad, así que parece el guardaespaldas de la otra. Y no apostaríamos que no le apeteciera darle un tortazo a alguno de los presentes, pongamos al presentador. Tal y como está la cosa, eso animaría mucho. Eso o alguna inconveniencia por parte de Mickey Rourke, la esperanza blanca de la noche. Hugh Pac-Man ya le ha advertido, graciosamente, de que la ceremonia va al aire con siete segundos de retraso, pero que la van a poner en un par de minutos de demora si él sube a recoger el premio de Mejor Actor. Lo mejor para decir una verdad es recubrirla con una broma. Es como mantequilla en el culo, con perdón por lo de mantequilla.

Tengo que decir, ahora que la cosa se ha parado un poco, que The Wrestler ha sido mi película preferida de esta edición, seguida a una distancia considerable por Slumdog Millionaire y La Boda de Rachel, que la he visto esta misma noche. Y, a pesar de que en esta última Jonathan Demme se ha puesto en plan dogma, moviendo mucho la cámara y tal y con violentos conflictos familiares que recuerdan La Celebración de Thomas Vintenberg, resulta que Anne Hathaway está fantástica en su filosa languidez. La película y yo hemos mantenido una enconada batalla por no gustarnos mutuamente, pero al final nos hemos entendido, no sé cómo, al punto de echarla de menos en las nominaciones, en el lugar de películas con fecha de caducidad inmediata como El Lector o La Duda o la misma Milk si me apuran un poco. Yo divido las películas entre las que vería otra vez y las que no vería. Y The Wrestler la vería. El resto, pues no. Pero el caso es que el factor Penélope este año viene a ser terrible: o sea, nivel bajo. Desde ya aviso que mis preferidos para los premios de actores son Anne Hathaway (La Boda de Rachel) entre ellas y Frank Langella (Frost/Nixon) en el apartado macho. Por si a alguien le importa, que no creo.

Esperad que voy a escuchar un poco a Angels, que está parlamentando... (Pausa en tiempo real). Bueno, pues no era para tanto. El trío ha estado contenido, reflexionando de forma elocuente sobre la escenografía de la ceremonia, muy variada y original, con ritmo más vivo que de costumbre. Pero bueno... que ponernos a hablar de esto a tales horas, qué sé yo. Es la diferencia entre ellos, que van al meollo, y nosotros, que somos gente ávida de digresión. En el mientras tanto, acaba de salir la reina Amidala a presentar un Oscar, toda vestida de fresa y, con perdón, el premio a la señorita de la noche se lo van a disputar entre ella y Freida Pinto, la nena de Slumdog Millionaire, salvo que aparezca Jessica Alba ya dada a luz y nos alumbre. Je. Natalie Portman le da el premio a la Cinematografía a Slumdog, o sea que en estos momentos la cosa va empate a dos entre Button y los indios. ¿Os hablé el año pasado de la camisa con puños de chorreras de Angels? Pues ahí está otra vez. No digo yo que sea la misma, Dios me libre. Hoy la remata con chaleco negro, que viste mucho, como bien sabía Juan Tamarit.

Bueno, acaba de saltar la sorpresa: ya pueden retirarse Amidala y Freida Pinto, porque acaba de aparecer en escena la señorita Beyonce Knowles con sus dos muslos al frente y aquí el que suscribe está dando vueltas sobre el lomo en el suelo como un alegre perrillo, porque la muchacha ésta ha redefinido el concepto de cuádriceps y reivindica la cadera como forma de vida superior y posibilidad de desaforada religión laica. Me he acordado de cuando mi madre me dejaba pollo asado en el horno y regresaba yo de una larga curda post-adolescente y así, con todo el morao, me peleaba contra esos muslos grasientos mientras afuera rayaba el alba, y me ponía de jugo y carne como un auténtico vikingo, como para ducharme antes de ir a dormir. Qué muslos, dios qué muslos, Beyonce y ese pollito a la cerveza. Juro que cuando ha salido (para hacer un número de homenaje al musical con Hugh Jackman a su lado) hacía tres segundos que el hombre somniloquio había pensado: "Esta ceremonia no puede ser nada si no aparece Be". Porque Be y Pe son bilabiales las dos y resuenan mucho. Y ha sido pensarlo y zas. Perdonadme que me calle un rato porque voy a pedir tres deseos, ahora que tengo la capacidad anticipatoria más acusada que el propio Marcelino, que dijo el viernes que el sábado el Zaragoza tenía muchas opciones de perder, y el Zaragoza le hizo caso y perdió. Y diréis que adivinar tal cosa no resultaba tan complicado, porque el Zaragoza siempre pierde fuera. Ya. A vosotros lo que os pasa es que queréis echar a Marcelino, pájaros. Que se os ve el plumero.

Y aquí estamos, de tontada en tontada hemos alcanzado las cuatro de la mañana. Hora en que le van a dar el premio al Mejor Actor Secundario: Josh Brolin por Milk, Robert Downey Jr. en Tropic Thunder (¡¡¡vamos Bobby, siempre Bobby!!!!), el dudoso Philip Seymour Hoffmann en La Duda, Michael Shannon el breve por Revolutionary Road y el difunto Heath Ledger en ya sabéis cuál...Se diría que no hacía falta que vinieran el resto, pero el que no ha venido, obviamente, es Heath Ledger, que andará paseando al chihuahua de Mickey Rourke si es que Cancerbero se deja. Y se lo han dado a Heath Ledger, claro. Si sirve de algo decir que  no estoy de acuerdo, oye, yo lo digo. No me gustó El Caballero Oscuro más de la cuenta ni Heath Ledger más que Jack Nicholson. Pero bueno, yo no entiendo nada. Durante el discurso de la familia del finado han puesto un plano de Adrian Brody, que hacía una cara como de dolorida contrición, igual que si alguien le estuviera apretando los huevos por debajo del asiento. Puede que estuviera emocionado por lo de Heath Ledger o bien pensando en lo que hará mañana por la mañana, pero siempre tiene la misma cara, un gesto de lástima expresionista que a Ninette le gustó mucho, dicen, porque a esa chica lo mismo le gusta el arte que las motos, mire usted.

La gente ésta se ha puesto ahora con los documentales, que bien podría presentarlos Pedro Erquicia y la cosa ganaría mucho. Ha habido en la historia del hombre poca gente más envarada que Erquicia, cuya anatomía se compone de cuello almidonado, gafas prominentes y un tronco seco como taco de madera. Un espectáculo de gracilidad, no digáis que no. Os voy a ahorrar la emoción de la lista de nominados y premiados en estas categorías. Los chicos del Plus agregan ahora una nota interesante de color, sobre quién se quedará el Oscar que le ha tocado a Heath Ledger. Porque la legalidad de los Oscars, si el juez Garzón no indica lo contrario, establece que no se puede delegar en nadie para recogerte el premio. Y donde podía esperarse al director de la película, cosa habitual, ha aparecido la familia Ledger. Según el derecho de sucesión que rige en el Teatro Kodak de Los Ángeles, la estatuilla la debe heredar la hija de Heath Ledger, una niña de 12 o 13 años llamada Michelle. "Veremos qué deciden los padres de Heath Ledger", apunta, suspicaz, Angels. ¿Querrán los yayos birlarle el premio a la nieta? Qué cosas, oye...

Como ahora están con los premios técnicos, me he puesto a hacer zapping y en Sportmania están poniendo voleibol féminas, que te digo yo que ojo con ese tema. Pero de verdad. Hay una sacadora que pega unos samugazos de miedo, da terror pensar si esa muchacha te larga un bofetón por llegar tarde cualquier noche de salida con los amigotes... Otra vez muslos de pollo a la cazadora, vaya noche llevamos. Espera que muevo un poco a ver. Me he ido a Teledeporte y nada más ponerlo, hala, un plano de Diego Milito con el Genoa, que me dan ganas de llorar o de salir volando para la Antártida. Vuelvo a la cosa que nos ocupa: Mezcla de Sonido para Slumdog Millionaire. En realidad lo que mezcla bien esa película son los arquetipos narrativos: un rato parece que la película quiere ser un drama social con la India de fondo, después gira hacia el cine de mafias y malevos de poca monta y mucha perversidad, y termina por desembocar en un cuento de hadas para adultos, recubierto de una luminosidad adorable y de un celofán muy bien puesto para filtrar la inverosimilitud de todo el tema. El Montaje también se lo ha llevado Slumdog Millionaire, dicho sea de paso. Lo que no es poca cosa porque la estructura de la narración, con continuos flashbacks explicativos que le van dando el sentido último a la historia, no es sencilla. De hecho, hay un ratito al principio en que uno duda si esa discontinuidad no se llevará por delante tantas otras virtudes de la película, en la que la ciudad de Bombay, los colores, olores, sabores y sonidos de la India, componen un poderoso personaje que le hace de manto acogedor a la sórdida historia. Van cuatro.

He de decir que me estoy aburriendo. No sé si se nota, pero me aburro. No por la gala, que está bien: es la falta de emociones interiores, que me tiene de esta manera frente al mundo, como si me hubiera dejado la riada, tú. Lo que no tengo es sueño porque yo soy así de desordenado. Le han dado el Oscar humanitario a Jerry Lewis, el profesor chiflado, lo que no deja de ser un acto de generosidad. Más generoso es lo de Pe, aunque ese es otro tema, no nos vayamos del asunto. Se lo ha entregado Eddie Murphy, y se me ocurre pensar si dentro de cincuenta años no veremos (o verán, crucemos los dedos) a Eddie Murphy recoger un Oscar honorífico a toda su carrera o como reconocimiento a sus obras sociales, cual ha sido el caso de Jerry Lewis. Porque desde luego, dárselo por alguna película está complicado si no cambia mucho la cosa. A ver cómo va el voleibol, espera: mecachis que se ha terminado. Ahora ponen la Liga Indoor de fútbol, ese invento para veteranos. Real Madrid-Athletic, mira tú... Con Buyo en la portería y José Emilio Amavisca, que aún no se ha cortado el pelo ni ha engordado un gramo. Qué tío seco, eh... La Banda Sonora Original se la ha llevado... decidlo vosotros que a mí me da la risa: sí, Slumdog Millionaire. Están el escenario y la platea que revientan de indios, oye. Parece Brick Lane. Menos mal que el sábado, con acerado espíritu anticipatorio, nos trapiñamos un curry. Si no, a estas horas me estaría subiendo por las paredes. Y espera porque ahora viene la Canción Original y de las tres nominadas dos son de Slumdog y la otra de Wall-E. Me voy a escanciar un vaso de leche en lo que las cantan.

He aprovechado para cambiarle el agua al canario, que ya era hora, y en fin, que las cancioncitas se las traen: si se presentan Nena Daconte o La Oreja de Van Gogh yo creo que mojan. Un día de éstos hablaremos de la tragedia que para la canción ligera española ha supuesto la separación de Amaia Montero y los otros, porque si ya era terrible aguantar una oreja, ahora resulta que hay dos orejas, porque todos cantan lo mismo o parecido. No os digo quién ha ganado este Oscar, por cierto, pero son los de siempre. Una cosa de locos. Bollywood revienta, chico. Y a Danny Boyle, el director, le va a dar un chungo en cualquier momento. Y que no enfocan a Freida ni a tiros, eh... ¡Para un momento, que si antes hablo!: ahora sale a presentar, justo. Estoy que lo clavo esta noche. Ahí está Freida, cogida del brazo de Liam Neeson, luminosa sonrisa, y premio para Japón. Es impagable escuchar a un japonés hablando inglés, con esa dicción a martillazos. Sorpresón, dicen Angels y sus dos cortesanos. Imágenes de Pe en el backstage después del premio. Ha hecho historia, insisten. El fútbol es así.

Las 5:14, tú. A ver si alguien dice qué queda por delante porque mi motivación es mínima: ah, los cuatro grandes anuncia en este momento Angels. Actor/Actriz, Película y Director. Yo creo que si le dan el Oscar a Rourke, ahí me retiro. O no. Igual tendría que aguantar, que soy un profesional del amague y la mentira del área. Insisto en mis preferencias, que son un brindis al sol: se los daría a Frank Langella, Anne Hathaway, The Wrestler (que no está nominada, así que apuesto por Slumdog) y Danny Boyle (con Jonathan Demme, tampoco nominado, muy cerca por La Boda de Rachel). A ver cuántos acierto. Allá vamos. Va primero el director: Danny Boyle. Toma ya. ¿Será que sé de esto? Ni papa, tú, pero ya dije que aparezco como crítico de cine en la Gran Enciclopedia de Aragón, a ver si revisan la cosa esa o si acaso que me incluyan como jugador de rugby en franca progresión con la edad. A lo que vamos: Danny Boyle ha hecho una película muy adorable en sus variados registros, y un trabajo de embellecimiento fílmico de la mierda muy apreciable. No lo intentéis en casa que no os saldrá. Ahora va el de la actriz. Todo el mundo apunta a Kate Winslet, pero a mí El Lector no me pareció nada tan especial: la segunda parte me resultó tópica y negó todo lo que me había gustado de la primera. Debe de ser porque en ese tramo manda Ralph Fiennes, un señor que me amarga cualquier película con su expresión de perenne deglutidor de limones; y ella, una de mis favoritas, me gustó mucho más en Revolutionary Road, digo. Ese maquillaje del personaje envejecido le hace mucho daño a su implacable credibilidad. Meryl Streep le pone a su ordenancista monja de La Duda una maestría muy clásica, intemporal, pura academia. Y el Oscar es para... Kate Wislet, claro. Sexta nominación al Oscar, primer premio. Quince nominaciones tiene ya Meryl Streep, que viene a ser como Borges con el Nobel. ¿Nombrará Winslet a su Alcobendas inglesa, conocida como Reading? Veremos... es falseta en los discursos (no te cuento la otra), ya me percaté en los Globos, pero parece que no. Minuto y resultado: Alcobendas 1-Reading 0. ¿Nos dice esto algo? Opinen ustedes.

Toca el actor principal. Si apuesto por Langella es porque su Nixon no incurre en la imitación física (digamos, el de Anthony Hopkins), sino en la recreación interior, en la humanización visceral de un monstruo con enorme sutileza y habilidad, una fusión tremenda. Sean Penn es Meryl Streep pero mejorada, un animal interpretativo de voracidad brutal: devora los personajes y las películas. El Button de Brad Pitt es un tipo que ni siente ni padece, eso sí que resulta un caso curioso. La vida lo traspasa en dirección contraria al tiempo normal, pero él parece desprendido de cualquier lazo con su mundo interior y exterior. Lo menos interesante de Benjamin Button (una película intachable en muchos aspectos) es, precisa y fatalmente, Benjamin Button. Y respecto a Mickey Rourke y su luchador, bueno... la realidad y la ficción se intercambian de forma literal y metafórica. The Wrestler está definida por la pedregosa tos de deportista decadente con la que se abre la película. Esa tos es la historia resumida y seguramente el mejor momento, fugaz, de toda la cinta. Uno puede imaginarse fácilmente a Mickey Rourke expectorando igual cualquier mañana de estos últimos años. ¿Y quién ha ganado? Sean Penn. Bueno, su personaje era poderoso, la película mucho menos. No creo que se aproxime a Mystic River, su otro Oscar. Es obvio que resulta más adecuado elegir a un activista gay asesinado que a un ex presidente tramposo y aún vivo, ahora en la carne de Doble Uve  Bush. Queda la película, anuncia Spielberg y lo digo rápido: Slumdog Millionaire. Ocho de diez. La vida es un cuento de hadas para adultos... sólo a veces.

Mickey se ha quedado sin perro y sin Oscar. Frase de cierre de Sean Penn en sus agradecimientos: "Mickey Rourke resucita de nuevo y él es mi hermano". Del chihuahua (perro millonario fallecido a los 18) no se acordó. A ese no lo resucita ya ni el muslo de Beyonce.

6 comentarios

Mornat -

Gran actriz, aunque con una filmografía casi indefendible hasta las dos últimas que nombras. Pero ya tuvo un Oscar por su aparición en Mi Primo Vinnie en 1992. En The Wrestler viene a ser una versión sexy y quebradiza de la Adrian de Rocky. Haz la prueba de Chromophobia con el bailecito de Penelope; y el de Natalie Portman en Closer: y después me dices (me decís) en qué posición queda cada una en cuanto a capacidad de seducción, provocación e interpretación.

Jeremy North -

Estoy contigo en que la mejor era "The Wrestler", es la mejor película que he visto en mucho tiempo y Mickey Rourke está que se sale.

Comparar a Marisa Tomei con Pe es una broma, aunque desgraciadamente para la gente de los Óscar triunfe el chiste de María Elena. Por cierto, esta Marisa no me decía nada antes pero con sus dos últimas películas "Antes de que el diablo sepa que has muerto" y "The Wrestler" se ha convertido en una de mis favoritas, quizás tiene que ver la poca ropa que lleva en ambas...

Fendertestas -

Puff a mí el terro no es que no me interese, es que junto con la comedia me parecen géneros muy complicados. Por otra parte, gran artículo pa' no variar.

Mornat -

No tengo el gusto con Dark Water: a mí el terror no me interesa casi nada, y si viene de Japón aún menos. La boda se pone un poco pesadita para justificarse en lo coral y con tanto buenrollismo de los amigos artistas, pero ella (que no es Rachel, sino su hermana Kim) está estupenda: temible y adorable.

Fedra -

La boda de Raquel me pareció especialmente dura.Escenas con un mensaje de remordimiento de la protagonista.Aún así la prefiero a la tercera de Walter Sales,el film de terror psicológico que era Dark Water.Para sentirse dolido por una situación rocambolesca.

Ana L. -

Madre mía, si esto no se equivoca... quieres decir que has scrito el post a las 6.00 AM?? Increíble... Te he mandado un sms. Cuando tenga tu correo te vuelvo a scribir.